Desde su comienzo en 2004, Lendakaris Muertos no ha dejado títere con cabeza. El grupo pamplonés formado por Aitor Ibarretxe (voz), Joxemi Urkullu (guitarra y coros), Jokin Garaikotxea (bajo y coros) y Potxeta Ardanza (batería) ha expuesto su perspectiva durante más de 15 años sobre temas de diferente índole como la política, el terrorismo o, más recientemente, la pandemia. Eso sí, siempre desde el humor y con juegos de palabras para concienciar y a la vez divertir con sus canciones. Con esta premisa abren hoy el Azkena Rock Festival junto a Ezpalak en una edición de septiembre algo diferente protagonizada por artistas nacionales. Hablamos con Aitor Ibarretxe, cantante del grupo.

Han actuado varias veces en Gasteiz, pero nunca en el Azkena, ¿con qué expectativas van?

-La sensación que tenemos es que, como no estamos tocando nada, cualquier concierto es bienvenido, aunque es una fecha y formato un poco raros. Primero, aunque suene fatal, a ver si se puede hacer. Ahora mismo veo que hay muchos grupos que están tocando pero en nuestro caso, no sé si por mala suerte, un montón de conciertos, o se han pospuesto, o directamente se han cancelado unos días antes por el tema del covid. Hasta que no estemos en el escenario tocando no me lo creeré, pero también hay que ser optimista.

Por ejemplo, se canceló su actuación del Tsunami Xixón el pasado 31 de julio.

-Sí, pero ese mismo fin de semana se hicieron otros conciertos en la ciudad. Era un poco extraño. Nos dijeron que fue por el covid, el formato del concierto y el recinto.

Este año en el Azkena hay una mayor presencia de artistas nacionales que internacionales debido a la edición especial. ¿Le parece un acierto?

-Sí, de hecho fue lo que me llamó la atención cuando vi el cartel, me gustó. Han guardado los grupos internacionales para el festival grande del año que viene. Para esta edición han ido al geriátrico, en el cual nos incluimos. Pensaba que íbamos a tocar todos a la vez y tenía mucha ilusión de estar con más artistas, pero luego ya vi que no, que se había dividido en días. Pero la idea me parece muy buena, es como si les hubiesen dicho que comprasen en el tendero del barrio.

Han tocado en muchos escenarios durante estos 17 años. ¿Con qué sensaciones regresan a Euskadi?

-Casi desde el principio empezamos a tocar mucho fuera de Euskadi, pero por aquí hemos tocado también. En Vitoria y Bilbao siempre muy bien, conoces a mucha gente que va a ir y haces amistad. Además, acostumbrados a irnos lejos, cuando vamos a Vitoria parece que vamos a comprar el pan. Se hace hasta raro tocar y dormir en casa. Pero siempre bien, Bilbao ha sido nuestro feudo desde el principio, muchísimos conciertos que hacíamos en sitios pequeños eran por la zona. En Vitoria menos, pero también.

De hecho en Vitoria grabaron un disco en directo en la sala Jimmy Jazz ('Directo a los güevos', 2009).

-Sí, la Jimmy Jazz es una sala que nos gusta mucho, la gente es muy maja y siempre nos han tratado muy bien. Creo que Vitoria es muy parecida a Pamplona, no solo geográficamente hablando sino políticamente también, el carácter de la gente.

En estos últimos inusuales años, ¿hay algo en concreto que hayan echado más de menos?

-En el último concierto, en broma decíamos que echábamos de menos hasta estar la furgoneta. Claro, tocamos un montón y siempre lejos de casa. Igual un viernes tocamos en Murcia y al día siguiente vamos a Santiago. Hemos metido muchas horas de furgoneta y depende de cómo lo veas es horrible, son un montón de horas. Yo me llevo mis libros y mis cuadernos, o para ver alguna peli, me llevo todo el kit, hasta las zapatillas de casa. Pero en general echamos mucho de menos todo. Yo en verano, por ejemplo, los festivales, que me encantan. Me gusta tocar en verano que hace buen tiempo y puedes compaginar tocar con irte a la playa o escaparte a la piscina, disfrutar del verano con el resto del grupo.

Respecto a su disco 'Spainkiller', su salida estaba prevista para 2020, pero se acabó retrasando. ¿Hay alguna novedad?

-Estamos en ello. Se retrasó por diferentes razones, luego ya vino el tema del covid y ahí se quedó la cosa. Sí que vimos que no queríamos sacar un disco normal si luego no podíamos tocarlo en directo porque se iba a quedar en tierra de nadie, que yo creo que les ha ocurrido a muchos grupos. Yo empecé a hacer canciones nuevas aparte de las que ya tenía para Spainkiller, y las que iba haciendo eran de temática relacionada con la situación que estábamos viviendo. Les propuse al resto del grupo hacer una especie de disco aparte que hablara de todo esto y así publicamos el Miedo a un planeta plano (vol. 1). Ha funcionado bastante bien, para nosotros fue sencillo de hacer porque normalmente en un disco tenemos que hacer 17 o 18 canciones, y en este caso eran cuatro; fue un proceso fácil y divertido. Pero, respecto a Spainkiller, estamos pensando un poco qué hacer, si terminarlo o esperar un poco a ver cómo va la situación.

¿Cómo surge 'Miedo a un planeta plano (vol.1)' (2020)?

-No quería un disco que hablara de la pandemia, sino de la reacción de la gente ante esta circunstancia. Desde el sentido del humor, como hacemos siempre. Hoy en día, todo ha cambiado, por ejemplo por el tema digital, y te permite trabajar en formatos que antes sería muy difíciles. Nosotros tenemos nuestra propia discográfica, Qué Mala Patria, y siempre hemos hecho lo que queríamos. Pero quizá hace unos años a un grupo no le hubiesen aceptado el disco con solo cuatro canciones. Ahora nosotros somos más dueños de lo que hacemos, lo que te permite hacer cosas así, sin avisar y porque te apetece.

También hablan de situaciones que han protagonizado esta pandemia y de algunas personas notorias en ella como Miguel Bosé.

-De hecho, si analizas la canción de Miguel Bosé, realmente no hablamos ni criticamos nada que él haya dicho, sino de que ha sido el chivo expiatorio donde se ha desahogado todo el mundo; partiendo de que lo que haya dicho le pueda gustar o no a mucha gente, está claro. Yo pienso que no está bien, pero creo que ha sido un tío valiente porque ha dicho lo que piensa, nos guste o no. Como Sherpa de Barón Rojo, que abrió la boca y todo el mundo se le echó encima. A mí no se me ocurriría salir diciendo que me van a meter un chip en la vacuna porque lo veo inverosímil. Aunque lo pensara no lo diría, pero él lo ha dicho abiertamente. Igual porque no tiene nada que perder, aunque luego también decía que se metía cuatro gramos de farlopa al día durante 20 años, entonces lo raro es que siga vivo o cuerdo.

Lendakaris Muertos siempre ha tocado el tema del humor muy de cerca con sus letras acerca de temas sensibles. ¿Cree que, hoy en día, es más fácil ofender a alguien que en 2004, cuando comenzaron?

-Yo creo que era más fácil ofender hace 20 años, era otra situación completamente diferente. Ahora siempre habrá gente que se ofenda, pero creo que es mucho más difícil. Al final, en estos 20 años, ha ocurrido que la información se ha democratizado, todo el mundo tiene acceso a muchas cosas de forma más directa y cambia la mente de las personas. Es mucho más difícil sorprender, ofender o escandalizar ahora que hace 20 o 50 años. Pero bueno, seguiremos intentándolo (risas).

Hay quienes piensan que parte del atractivo del humor reside en jugar entre los límites; si todo estuviese bien visto tendría menos impacto. ¿Comparte esta visión?

-Eso es. Hay un límite en el que tienes que andar con cuidado, que si te pasas un poquito de la raya puede no hacer tanta gracia. Creo que es un arte saber jugar con eso; no hasta dónde puedes llegar, porque puedes llegar a donde quieras pero sí cómo decirlo para que no quede igual. Que haga gracia pero que no quede soez. Nosotros estamos siempre en esa línea invisible.

Cuando escriben las letras, ¿tienen en mente las posibles consecuencias que han tenido algunas figuras como Pablo Hasél o César Strawberry de llegar hasta la Justicia?

-No tenemos la misma libertad que antes porque cambiaron las leyes y han restringido la libertad de expresión, eso está clarísimo. Siempre se ha pedido pero cada vez hay menos. Antes igual un grupo se pasaba e incluso le beneficiaba porque le daban bombo y platillo, tenía mucha repercusión. Hoy en día o te meten en la cárcel, que sería el último recurso, o te dan donde más duele, en la cartera. Es un tema difícil porque cuando hago las letras, si estoy con un tema un poco sensible, ando un poco al loro. Todos vamos con cuidado; siempre ha habido censura y lo que se ha hecho ha sido utilizar medios para saltarla, y te da más creatividad.