l martes, 7 de septiembre de 2021, celebramos nuestros 18 meses cerrados. Con casi el 83% (en Euskadi) de la población vacunada completamente, ¿cuál es ahora el siguiente paso para poder celebrar conciertos en una sala?

Fuimos los primeros en cerrar, concretamente Madrid y Vitoria (antes de declarar el estado de alarma). En un primer momento se nos recortó el aforo a un 50% y luego a un 30%, (de pie y sin mascarilla, ¡quién lo pillaría ahora!), y la mayoría de las salas decidimos cerrar por ética y coherencia con el momento que se vivía, ¿recordáis?

Hemos hecho malabarismos y tragado ruedas de molino (nosotros, los músicos y las agencias de contratación y el público) para hacer conciertos (abriendo puntualmente en una categoría inferior a nuestra licencia de actividad y previa solicitud y presentación de documentación al Ayuntamiento) en unas condiciones de mierda, sentados, con mascarillas, aforos hiperreducidos, ventilación, control de temperatura, desinfección de mesas y sillas, señalizaciones, separación de entradas y salidas, etc., con tal de poder cobrar unas mínimas ayudas.

Y todo ello sometidos a constantes cambios de normativas (horarios de cierre, número de personas por mesa...), cancelando y volviendo a reubicar eventos, con todo lo que conlleva la devolución de entradas etc., trabajando en balde una y mil veces.

Este pasado junio se pronosticaba para septiembre poder abrir teniendo el 70% vacunado, ahora quieren llegar al 90%, ¿algún día nos indemnizarán por todo esto?, ¿a los autónomos nos devolverán nuestras cotizaciones para el desempleo consumidas durante este tiempo? Porque, si el Gobierno Vasco insiste en mantenernos cerrados, no se hacen cargo de todos los gastos?, como sí hizo el Gobierno español en los primeros seis meses de pandemia (luego ya no, para ser españoles no estuvo mal...).

¿Algún mal nacido de los responsables de todo esto, podría vivir con 445€ al mes? Las empresas seguimos pagando créditos bancarios, (se acabaron las moratorias), alquileres, cuotas de autónomos, Seguridad Social (sí, reducida), gastos corrientes etc.

¿Algún día compensarán todo el daño causado a los trabajadores?, lo de los ERTE es una tabla de salvación exigua por no decir vergonzosa.

La siguiente vez que un político o funcionario con alto cargo abra su boca respecto al sector cultural (industria cultural, ni lo mencionó por no llorar), espero que al menos se ponga un poquito rojo o roja de vergüenza.

Esperando que al menos done una pequeña parte su gran sueldo que jamás dejó de cobrar a algún músico callejero, que será el lugar donde se celebrarán los conciertos.

Odio infinito.