n las últimas semanas, tras la retirada del Ejército de Estados Unidos y la toma de poder por parte de los talibanes en Afganistán, son muchos los que han buscado empaparse a través de películas o libros sobre qué ocurre en el país. Para entender lo que ha sucedido y está sucediendo allí hay que remontarse a los años 80, cuando la extinta Unión Soviética invadió militarmente el país, algo que desencadenó una guerra de 14 años. Tras su fin, en 1992, se abrió un periodo de inestabilidad política en el país en el que un grupo de guerrilleros muyahidines toma el control. Un buen reflejo de parte de esta historia se muestra en la película La bestia de la guerra (1988) dirigida por Kevin Reynolds. Ambientada en 1981, narra el ataque que una unidad de tanques soviéticos lleva a cabo contra un pueblo pastún que alberga a un grupo de combatientes muyahidines. La tercera parte de la saga Rambo (Peter MacDonald, 1988) tampoco pasa por alto el conflicto afgano-soviético, es más, la escena final de la cinta tiene una dedicatoria a los talibanes que ayudaron al personaje de Sylvester Stallone a rescatar al coronel Trautman de la mano de los soviéticos. Desde el otro lado de la trinchera, el cineasta ruso Ali Khamraev lanzó en 1983 Hot summer in Kabul, en la que un médico ruso viaja a Afganistán durante la guerra.
La literatura tampoco se queda atrás. La premio Nobel de Literatura de 2015, Svetlana Alexiévich publicó en 1989 Los muchachos del Zinc, sobre las tropas soviéticas que combatieron en Afganistán en los 80, cuyos muertos volvían a casa en ataúdes de zinc mientras su país no reconocía la existencia del conflicto.
La intrusión de las tropas estadounidenses en Afganistán tras el 11S de 2001 y su permanencia en el país durante 20 años también se ha reflejado en la literatura y en la cinematografía. Inspirada en hechos reales, Osama (Siddiq Barmak, 2003), cuenta la historia de una joven que se disfrazaba como un niño para poder trabajar. La cinta, ganadora del Globo de Oro 2004, fue la primera filmada íntegramente en Afganistán desde la caída de los talibanes. Una historia parecida es la que narra la cinta de animación El pan de la guerra (Nora Twomey, 2017, nominada al Oscar a la mejor película animación). Cuenta la historia de Parvana, una joven que debe cuidar de su familia cuando su padre es encarcelado injustamente.
La novela de Yasmina Khadra Las golondrinas de Kabul se convirtió en un filme de animación dirigido por Zabou Breitman y Eléa Gobbé-Mévellec, donde una pareja de enamorados en el verano de 1998 sueñan con un futuro mejor, a pesar de la violencia y las penurias. Las novelas Cometas en el cielo, Mil soles espléndidos, Y las montañas hablaron, del médico afgano estadounidense Khaled Hosseini, conforman un tríptico inigualable para entender el conflicto afgano, el ultraconvervadurismo talibán y los nulos derechos de la mujer.
Aunque no es afgana, la pakistaní Malala Yousafzai -Premio Nobel de la Paz 2014- sabe de primera mano lo que es enfrentarse a los talibanes (fue tiroteada en la cabeza por defender su derecho a ir a la escuela). Tras salir del país, la joven escribió Yo soy Malala, una autobiografía que dedica a todas las niñas.