La idea es clara. Da igual el momento del año e incluso los propios intereses de la compañía. Mientras en el actual contexto general, “el espíritu siga tan agitado, Ortzai solo hace comedia”. Su director y fundador, el también actor y dramaturgo vitoriano Iker Ortiz de Zárate, lo tiene claro. De hecho, es la línea que viene siguiendo el grupo desde que a mediados de junio de 2020 su sede de la calle Pintorería fuera el primer teatro a cubierto de Álava en volver a la actividad tras el confinamiento, una apuesta por la cultura cuyo protocolo sanitario fue y sigue siendo un ejemplo. Bajo estos parámetros, su veterano ciclo Clásicos de Verano se pone el próximo martes 10 en marcha. Lo hace aproximándose, a su manera, a un título bien conocido, La Corte del Faraón. “Lo hacemos en teatrovisión y contando con grandes masas corales”. O no.

Hace once años, Ortzai también fue pionero en Vitoria. En una ciudad en la que el agosto tras La Blanca era un desierto de propuestas, la compañía puso en marcha esta programación, que se ha ido consolidando con el paso de las ediciones. En 2020, de hecho, se extendió durante casi tres meses con diferentes producciones y el escenario del Casco Viejo acondicionado de manera especial para las casi 30 personas que, según la normativa, pueden entrar por sesión. En este 2021, los protocolos se mantienen pero se vuelve, por así decirlo, al formato original. Es decir, no hay fiestas pero las representaciones empiezan tras ellas. Desde el 10 hasta el 31, cada jornada habrá una oportunidad de dejarse atrapar por el acercamiento que el grupo hace a esta zarzuela que cuenta con libreto de Guillermo Perrín y Miguel de Palacios y música de Vicente Lleó.

“Es, por un lado, un humor muy sencillo y simple, inocente pero picante; incluso se podría decir que es un humor un tanto ingenuo si lo vemos con los ojos de hoy. Pero, por otro lado, es también muy inteligente porque se ríe de todo y de todos”, explica Ortiz de Zárate. Él es consciente de que algunas temáticas tratadas por la ora “ahora mismo generan chispas” puesto que “estamos en tiempos en los que hay quien cree que todo tiene que ser o blanco o negro” y el oficio de ofendido está a la orden del día. Por eso, el creador gasteiztarra cree que la elección de esta pieza “es un ejercicio de incorrección política, y por eso precisamente nos apetece”.

Un amplio reparto en el que se encuentran intérpretes habituales de la compañía -Teresa Ibáñez, Irati Mateo, Aitzane Rodríguez, Carlos Larrea, Idoia Rebollo y un largo etcétera- da vida a una producción que “en realidad es una revista” pensada para que “cada día en Ortzai todo sea muy, muy divertido”. Es el propósito que se busca con una historia de enredos, deseos, infidelidades y engaños que ha tenido no pocas adaptaciones, también más allá de la escena. Con todo, el público que conoce las formas de hacer de Ortzai ya sabe que esta adaptación va a ser muy diferente. “No hemos reparado en gastos, solo hay que ver el vestuario, que es fiel a la época y hecho con todo lujo de detalles”. O no. Pero eso es algo que queda para que lo descubran los espectadores a partir del martes 10.

La undécima edición del ciclo Clásicos de Verano regresa a la calle Pintorería con un amplio elenco y todas las medidas de seguridad

“Sabemos que es un ejercicio de incorrección política, pero por eso precisamente nos apetece”, apunta Iker Ortiz de Zárate