Bajo y contrabajo no tienen secretos para él. Sería interminable hacer la lista de escenarios y estudios de grabación en los que sigue demostrando su calidad como músico. Un saber hacer que también le ha dado para desplegar su faceta pedagógica. En este sonoro caminar, la pasión por la fotografía está presente desde hace tiempo, aunque es ahora cuando Julio César Romero Troya realiza su primera exposición. Lo hace en The Tap, donde hasta el próximo 24 de julio se puede disfrutar con Body and soul. En clave de femme, proyecto en el que la música y las músicas, sobre todo dentro del rock, son las protagonistas.

Son 15 las imágenes que componen la muestra, instantáneas de directos que han tenido lugar en los últimos cinco años en tablas como las de Helldorado, Jimmy Jazz y Urban Rock Concept, así como en el Gaztetxe de Gasteiz o la Virgen Blanca en el marco de ediciones pasadas del Osteguna Rock. Bandas e intérpretes locales, estatales e internacionales como a Whitney Rose, La Xeta Paxote, The Lizards, Moni Garage, Aurora and The Betrayers, Las Furias o Mississippi Queen & The Wet Dogs son el objetivo de la cámara. “Estoy siempre rodeado de mujeres y quería hacer esto, buscaba visibilizar a la mujer en el rock”, consciente de que, a día de hoy, tanto sobre las tablas como entre el público “casi existe el mismo déficit”.

Reconoce no saber las razones pero “en otros estilos como el indie o el pop sí que las mujeres están mucho más presentes”. Confía en que llegue un momento en el que plantearse determinadas cuestiones no sea necesario. “Cada vez hay mayor presencia y en ello tenemos que seguir hasta que, de verdad, esta situación se haya solucionado”, más allá de que “no sé si al rock le va a dar tiempo a normalizar las cosas porque tengo la sospecha que va a morir con nosotros, con quienes lo estamos tocando ahora”.

Romero asegura que no es fotógrafo, a pesar de este proyecto o de formar parte, por ejemplo, de Colectivo F16. “Me gusta y no paro de formarme” como está haciendo ahora en Haz, “pero no dejo de ser un músico fotografiando”. Aún así, cree que esa doble faz le permite atrapar los instantes del directo de otra manera: “intento buscar ese momento de actitud que igual como músico creo que puedo captar de otra manera”. Además, “cuando el concierto es bueno, disparo de otra forma”. De eso dan testimonio estas 15 imágenes, huellas de un material mucho más numeroso. “Elegir ha sido complicado”, sonríe al tiempo que señala la ayuda recibida en este sentido de un fotógrafo bien conocido en los escenarios, Stuart MacDonald.

“Creo que es una buena muestra no solo de fotografía, sino también de actitud musical y escénica”. Una exposición que, además, viene con un extra para el público ya que de cada foto se han hecho cinco copias firmadas y numeradas, que se pueden conseguir en el local de Manuel Iradier (se puede hacer un pago de 3 euros por cada una a través de Bizum).