- El camino de sus respectivas trayectorias musicales y personales se encuentra ahora en Berlín, aunque tanto el contrabajista gasteiztarra como el violinista argentino saben bien lo que es recorrer el mundo por su profesión. De hecho, mañana ambos estarán en la capital alavesa para protagonizar el cuarto concierto de la décima edición del ciclo de cámara del Jesús Guridi, que arrancará a las 12.00 horas, quedando todavía entradas disponibles. Frente a los presentes, Ander Perrino y Rodrigo Bauzá seguirán viajando, aunque esta vez sin moverse, entre tierras vascas y americanas.

Sin duda, el público se va a encontrar con una propuesta “diferente”, con algo que “se sale de los límites establecidos de la música clásica”, con una propuesta “que va a gustar porque, en el fondo, estamos trabajando con la música popular, solo que dando un poco la vuelta a las cosas”, sonríe Perrino, de nuevo en su ciudad natal, aunque sea de manera momentánea. Bajo la idea de que “más vale arriesgar que luego quedarte con la duda”, el intérprete señala que la primera curiosidad para los espectadores va a ser la propia formación puesto que no es muy habitual encontrarse solo con contrabajo y violín.

“Tanto Rodrigo como yo somos amantes del jazz y de la música popular y obviamente, los dos somos músicos clásicos” y es en esa triple faceta donde se fundamenta el proyecto que les trae a Vitoria, con el que quieren, además, hacer “un pequeño homenaje a la música de la tierra de cada uno”. Como describe el contrabajista vitoriano, la chispa que terminó de encender el motor del proyecto fue un libro de Leonardo Padura en el que se habla de un pastor catalán que emigra a Cuba. “La emigración de los vascos a América es algo que se ha producido durante siglos y nos interesaba acercarnos a esa idea desde las músicas populares y la fusión”. De ahí nacen Gute Nacht (un zortziko inspirado en una canción de Rubén Blades), Euri tantak o Banakoa, que serán algunos de los temas que podrá conocer el público. “Iremos explicando qué hay detrás de cada canción, porque cada una tiene su historia detrás y entre todas proponen un viaje” geográfico y cultural.

Ellos, de hecho, son dos emigrantes. Y no solo porque ahora residan en Berlín. “Yo vengo de una familia emigrante de Andalucía y de Castilla y León, que vinieron al País Vasco en los años 50. Siempre me he sentido de Vitoria pero también tengo mis raíces en esos otros sitios. Es como pertenecer a dos mundos. Y ya llevo tiempo en Alemania, que hace que sea como estar en medio de un popurrí de sentimientos de identidad”, sonríe Perrino. “Este proyecto también es una mirada a eso, un reconocimiento a un pueblo como el vasco, que ha sido emigrante toda su vida”.

Le sucede también a Perrino, que reconoce que el no poder moverse por la pandemia y visitar a la familia ha sido complicado. “La palabra con la que hemos vivido y vivimos todo esto es incertidumbre, aunque parece que ahora empezamos a ver algo la luz”. Claro que el vitoriano no se quedó con los brazos cruzados durante el confinamiento. Dio forma a este proyecto e incluso compuso el tema Cuatro y cuatro, un fandango que se llama así por haber sido compuesto entre cuatro paredes y con un ukelele y sus cuatro cuerdas.