El origen de estas reliquias es un misterio. ¿Cuándo se crearon? ¿Por qué aparecieron en Martioda? Su futuro tampoco está claro, puesto que, tras la trabajosa restauración realizada en los últimos seis años, para conservarlas es necesario cumplir una serie de requisitos que se están estudiando antes de tomar una decisión definitiva en torno a su ubicación definitiva. De momento, hasta enero forman parte de una exposición que ya está abierta en el Museo de Bellas Artes de Álava.

De hecho, la muestra de cámara Las reliquias de Martioda. Un tesoro restaurado es el resultado de seis años de trabajo llevado a cabo por el Servicio Foral de Restauración, que ha contando además, como relata su responsable Cristina Aransay, con la colaboración externa de profesionales y expertos en distintas disciplinas. “Ha sido todo un reto y un esfuerzo apasionante, además teniendo en cuenta que no son objetos con los que solamos trabajar”. En este caso en concreto, se trata de un conjunto relicario procedente de la iglesia de San Juan Evangelista de Martioda.

Como describen desde el Bellas Artes, es un conjunto de relicarios de la Legión tebana (o de los Tebeos) y de las Vírgenes compañeras de Santa Úrsula, compuesto por un mueble relicario, vitrinas y un retablo que contienen un total de 17 cráneos, un fragmento de cadera, varios huesos largos completos y numerosos pequeños fragmentos, todos humanos, con sus adornos de textiles y bordados y encajes. La mayoría de los huesos presentan cartelas de papel manuscritas que identifican a los santos y santas a los que se corresponden. Según Aransay, la mayoría de los huesos son de hombres de entre 20 y 40 años.

Las obras se encontraban en la sacristía de la iglesia de San Juan Evangelista y fueron trasladadas, en muy mal estado, a las dependencias del servicio a finales de 2015 para iniciar su tratamiento. Las piezas de este conjunto serían propiedad de los Hurtado de Mendoza, importante linaje alavés dedicado a la diplomacia internacional en la corte de los Austrias. Parte de la familia prestó servicio y vivió en Bruselas a mediados del siglo XVII y quizás a su vuelta a Martioda, trajeran consigo estos objetos de procedencia claramente flamenca.

Los huesos pertenecerían a vírgenes del séquito de santa Úrsula y soldados de la Legión Tebana. Pero su aspecto más importante no es que sean reliquias sino relicarios. El valor espiritual de la reliquia se reafirma con el valor material del relicario como obra de arte, dándole forma y sentido y dotándola de simbolismo. Algunas de ellas están adornadas por textiles realizados en la primera mitad del siglo XVII. Son ricas telas bordadas con hilos de metal precioso que configuran dibujos florales y letras. Otras se insertan en curiosos marcos decorados con motivos vegetales.

Según Aransay “los huesos humanos de Martioda están revestidos y adornados con gran número de materiales distintos: algunos son tejidos sencillos, pero la mayoría son ricas telas de vivos colores bordadas en plata, cuentas y lentejuelas. También encontramos otros adornos como flores de seda, cera, papel o metal. En el transcurso del trabajo se han hallado asimismo piezas de papel (impresas o manuscritas) y pergamino, que fueron usadas como relleno, forro o para la identificación de los huesos de las santas y santos. Las reliquias han estado expuestas desde hace siglos en el interior de cuidados y valiosos relicarios de madera dorada y policromada en forma de vitrina o retablo, lo que facilitaba su contemplación.”

El trabajo de restauración se ha llevado a cabo “desde un punto de vista multidisciplinar que ha abordado no sólo la restauración y conservación del conjunto, sino también una exhaustiva documentación gráfica y fotográfica; investigación histórica, artística, tecnológica y documental; exámenes botánicos y antropológicos; estudios radiográficos y a través de escáner; análisis físico-químicos para la identificación y composición de los materiales; datación y demás de los distintos objetos. Para todo ello hemos podido contar también con especialistas de fuera del Servicio de Restauración”.

Los estudios realizados pronto se convertirán en una publicación que analice, ordene y estructure los resultados obtenidos, mostrando con mucho más detalle la labor efectuada. Se trata de estudios de documentación gráfica y fotográfica, luminiscencia visible inducida UV, radiografía y scanner, datación por radiocarbono, identificación de materiales, estudio antropológico, identificación botánica, reconocimiento de filigranas y sigilografía.