- El cineasta norteamericano Steven Bernstein indaga en las causas que llevaron a una prematura muerte al poeta galés Dylan Thomas en su película Last call, con la que quería “reconstruir las últimas horas del último poeta que vivió como un romántico y anticipó las estrellas del pop”.

Bernstein, que presentó ayer Last call en el BCN Film Fest, dijo en una entrevista con Efe que decidió hacer la película porque “Dylan Thomas no sólo es un mito en Gales, sino que también es una leyenda en Estados Unidos”, y además le atrajo “por la posición que ocupa el último gran poeta lírico antes del cambio con los poetas de la generación beat, que entraban menos en la belleza y más en el mundo real”. A eso se suma el interés de Bernstein por Bob Dylan, que tomó el nombre del galés y a cierto paralelismo autobiográfico: “Dylan Thomas representa mi propia vida cuando era joven y tuve un período autodestructivo, también ligado al arte”.

La película se sitúa en 1953 en Nueva York, cuando el poeta galés está de gira y los recitales que ofrece cautivan al público, son los últimos días del poeta hasta que un día, en la taberna White Horse, según la leyenda, bebió 18 güisquis dobles. Sus fantasías, sus recuerdos y un presente incierto se funden en una despedida salvaje y surrealista del mundo.

Del poeta le sedujo que “alguien con tanto talento fuera incapaz de encontrar algo que le atrajera en su vida ordinaria, y no sólo se destruyó a sí mismo, sino también a muchas de las personas que estaban a su alrededor a las que, a pesar de todo, quería”.