- La Berlinale se adentró en los secretos del bosque, a través de Petite Maman, de la francesa Céline Sciamma, y del cine húngaro, otra presencia dominante en esta edición virtual del festival.

Una cabaña en el bosque, dos niñas casi idénticas que coinciden bajo la lluvia y el bastón de la abuela para no perderse: entre estos elementos deja fluir la francesa Sciamma la película con que busca un Oso en la Berlinale, diez años después de haber debutado en su sección Panorama con Tombay.

Del amor entre dos mujeres del siglo XVII trazado en Retrato de una mujer en llamas, pasa a dos niñas que podrían ser gemelas, Joséphine y Gabrielle Sanz, una de las cuales se llama Marion, como la madre de la otra, Nelly. Su filme, se mueve entre enigmas colocados con precisión, donde nada es superfluo.

Nelly queda sola en la casa del bosque la su abuela. Su madre, aquejada de una tristeza endémica, se ausentó. El amoroso padre tiene una función más bien de intendencia. Nelly quedará envuelta entre la tentación de seguir jugando un rato más con la petite Maman, Marion y la lealtad a la madre adulta.

El cine del este acude a la Berlinale. Entre las aspirantes al Oso se dan buenas opciones a la rumana Bad Luck Banging or Loony Porn, del provocador Radu Jude. Una película que rompe esquemas y que arranca de la exhibición de un vídeo sexual casero de una maestra de Bucarest. Completa el recorrido por estas cinematografías What do we see when we look at the Sky, un cuento georgiano sobre una pareja de enamorados que, al día siguiente del flechazo, no pueden reconocerse porque despertaron bajo otra apariencia.