- Aunque la pandemia ha modificado un tanto los usos y costumbres, lo cierto es que la agenda de las programaciones suele llevar a las compañías de danza contemporánea a estar en una necesidad constante de producir sin tener tiempo para investigar en formas y fondos que permitan un mejor desarrollo de sus respectivos lenguajes y sellos. Con la intención de generar esos paréntesis necesarios para los grupos pero también favorecer el camino a la profesionalización de los jóvenes bailarines, el programa Atalak une esfuerzos y recursos de distintas entidades de Euskadi, Navarra y la región francesa de Nueva Aquitania, un camino en el que también se encuentra la Red Municipal de Teatros de Gasteiz, así como el Conservatorio José Uruñuela. A pesar de la pandemia, el proyecto sigue adelante en este 2021, año en el que va a compartir tres trabajos en proceso desde el Félix Petite.

En este sentido, las tablas de Ibaiondo acogerán el 25 de este mes la propuesta formulada por la coreógrafa Itxaso Cano, a quien seguirá el 21 de junio Eva Guerrero, mientras que Amaia Elizaran pondrá fin al programa diseñado el 15 de diciembre. Las invitaciones gratuitas pueden obtenerse en la taquilla de Principal y el mismo día de la sesión en el Félix Petite.

Atalak, como ayer explicó el director general de Dantzaz Fernando Sáenz de Ugarte es una oportunidad para los coreógrafos, pero también para los bailarines. La compañía aporta a los intérpretes que se ponen al servicio de los creadores que toman parte en el programa. Juntos trabajan no tanto en la realización de obras a estrenar, sino en procesos que permiten investigar, evolucionar y crecer a través de piezas que también se encuentran con el público en citas en las que se genera una relación directa y de interlocución. De hecho, en el caso del Félix Petite se suele invitar a los espectadores a estar en el escenario, aunque esta vez va a ser imposible por la presencia del covid.

Estos eventos también son una oportunidad para el alumnado del José Uruñuela, como apuntó la directora del conservatorio Ainhoa Arenaza. “Es una experiencia muy enriquecedora, nos ofrece perspectivas diversas, otras formas de crear, y, además, también es una manera de que los y las estudiantes conozcan más vivencias de profesionales de primera mano”. Así va a suceder también este 2021 a la espera de que el covid permita hacer más cosas.