- En su caso son las calles de Donostia. “No hago robados”, aclara. A José San Francisco le interesa hablar con quien se va a poner frente a su cámara porque, ante todo, busca intercambiar miradas. Con estos Retratos cercanos lleva trabajando diez años, un proyecto que sigue abierto y que ahora, a través de una docena de imágenes, llega a la capital alavesa para formar parte del proyecto que ¶espazioa desarrolla desde su escaparate.

Esta apuesta, comisariada por Clara Fuster, se puso en marcha el pasado mes de junio, por un lado como una forma de romper las limitaciones de apertura y aforo impuestas por la presencia del covid-19, y por otro como una manera de reclamar la atención de quien no suele adentrarse en los lugares propios de la cultura, para hacerle ver que lo que sucede dentro no le es ajeno. Autores como Lara Kaminsky y Diego Maeso ya han formado parte de una programación bautizada como Kristal ¶espazioa que ahora recibe a José San Francisco.

“Nos hemos rodeado en esta ocasión de caras que parecen de lugares lejanos pero que están en nuestro día a día”, apunta José Cos, artista y fundador de la sala independiente de ubicada en la calle Costa Rica, al tiempo que señala que “esta propuesta tiene muchas lecturas, también la que invita a reflexionar sobre el derecho a tener derechos”.

Ante la cámara del autor se encuentran, sobre todo, personas llegadas de distintos puntos del continente africano, aunque también se incluyen rostros nacidos en Noruega y Bielorrusia. “Reconozco que la temática de la migración me apasiona”, también porque el autor es un migrante que hace ya años encontró en San Sebastián su lugar de residencia. “Me interesan las miradas, la relación que se establece entre ellas”, apunta, lo que no deja de tener un nuevo significado en estos tiempos de pandemia y de mascarillas que solo dejan ver los ojos. Mirar y ser mirado. Mirar y a veces no querer ver. Mirar y no fijares en lo que es cotidiano, entre otras cosas porque no se valora. Incluso en ocasiones se desprecia.

Son muchas las lecturas que propone la exposición, máxime en unas calles donde conviven gasteiztarras cuyas raíces tienen puntos de origen muy diversos, ya estén en la misma península o no. Reconocerse es también parte del proceso de construcción social y a ello apela esta colección de rostros que dan a entender que detrás hay muchas historias y vivencias de todo tipo.

Hay fotografías tomadas en la calle, en el mismo instante de conocerse. Hay imágenes realizadas en el estudio, tras charlas de manera tranquila con las personas invitadas a posar. Pero, sobre todo, hay la intención de expresar. Así lo podrán comprobar quienes hasta el 17 de enero acudan hasta ¶espazioa.