Los euskaltzales se reúnen on line en la azoka más virtual de su historia, pero reivindican los encuentros físicos porque es la esencia de evento más importante de la cultura vasca.

En las primeras 24 horas de la azoka de Durango los pedidos se cuentan por cientos hasta el punto de que en ocasiones la web se ha llegado a colapsar.

La apuesta por mantener este evento está siendo respaldado con compromiso por toda la sociedad y prueba de ello son también la venta de entradas a los conciertos que en muchos completan la totalidad del aforo, un máximo de 50 personas.

La Azoka late no solo en Durango sino en otros tantos puntos de Euskadi precisamente para paliar la imposibilidad de celebrarse como cada año en el pabellón de Landako. Sin embargo, la Azoka es mucho más que un punto de venta de discos y libros. "La Azoka es el lugar de encuentro de los euskaltzales y aspiramos a recuperar este espíritu en futuras ediciones", señala Julen Nafarrate, uno de los organizadores que admite que la acogida está siendo muchos mejor de lo que habían previsto.