Tras su premier mundial en el Zinemaldia, hoy llega a HBO España la serie El Estado contra Pablo Ibar, una miniserie documental de seis capítulos de 55 minutos que narra los más de 25 años de caso judicial que llevaron a Pablo Ibar, sobrino del exboxeador Urtain, al corredor de la muerte y se centra en el último juicio celebrado en Miami.

La pesadilla judicial para Pablo Ibar comenzó el mes de junio de 1994 tras ser inculpado por el asesinato de tres personas en Florida. Dos modelos, Sharon Anderson y Marie Rogers, y el propietario de un local de alterne, Casimir Sucharski, murieron tiroteados en el domicilio de este último. Los autores huyeron en el vehículo de Sucharski, tras lo cual prendieron fuego al vehículo. Al parecer se trataba de un ajuste de cuentas relacionados con el tráfico de cocaína.

Pablo Ibar, de padres vascos emigrados a los EEUU, siempre ha negado su participación en los hechos. Ibar, que también tiene la nacionalidad estadounidense, ha mantenido su inocencia desde el primer día que fue identificado como sospechoso del triple crimen por las imágenes de una cámara de videovigilancia dispuesta en el salón de su casa, ante el parecido que encontraron con una de las personas que aparecía en el vídeo. Uno de los principales argumentos de la defensa de Ibar era que las imágenes de vídeo captadas en el momento de los hechos eran “borrosas y de pobre calidad” y no ofrecían fiabilidad para identificar a la persona que aparece.

Ibar ha pasado 25 años en la cárcel, 16 de ellos en el corredor de la muerte. Ha esquivado la inyección letal, pero fue condenado a cadena perpetua. En todos estos años ha sido fundamental el respaldo incondicional de su padre, el pelotari-puntista guipuzcoano y hermano del boxeador Urtain, Cándido Ibar.

Dirigida por Olmo Figueredo González-Quevedo, y producida por La Claqueta PC, La Cruda Realidad e Irusoin, la serie ha tenido acceso al equipo jurídico de Pablo Ibar y ha seguido la evolución del juicio desde el punto de vista de todos los implicados: víctimas, familiares, abogados, fiscales, testigos, jueces, policías y, por supuesto, el acusado. Durante más de seis años de filmación, se han realizado entrevistas a más de 50 personas y las cámaras del equipo documental han sido las únicas permitidas dentro de la sala del tribunal durante todo el proceso.

“No contamos nada que no pueda mostrarse y verse en tiempo real, desde el mismo momento en que la cámara de seguridad captó la ejecución de las tres víctimas en 1994, hasta el momento en que escuchamos la respiración entrecortada de los familiares que aguardan en la sala la decisión del jurado, ya en 2019”, explica el director.