a estrategia que mueve todo lo que “Érase una vez” propone, nace del error común de creer que sumar es mejorar. Desea unir y cree crecer pero lo que hace es fundir para, en el mejor de los casos, confundir(se) en la nada. Del maridaje entre la Alicia de Lewis Carroll y el Peter Pan de Barrie, no nace un supercuento sino un mareante enredo que ni ahonda en el surrealismo del inquietante matemático inglés ni roza la regocijante sensación de aventura y fantasía del país de Neverland.
Por si el experimento no había nacido ya suficientemente errático, los responsables de esta ambiciosa superproducción con Angeline Jolie a la cabeza, deciden enarbolar la bandera de la ejemplaridad; lo que le mete de lleno en el disparate. No se debe ser políticamente incorrecto, pero abrazar la cursilería en nombre de un equilibrio imposible no redime lo que es malo de solemnidad.
Brenda Chapman, que ya había formado parte de los equipos de “Brave” y de “El príncipe de Egipto”, o sea una profesional hecha para el cine infantil, asume un guión deforme. Carga con un híbrido chirriante protagonizado por parejas interraciales, donde el color de la piel carece de identidad y se aplica como quien luce un bronceado. Pura fachada, artificio buenista que provoca sospechas sobre su verdadera intención.
Así, el cuentecillo de Chapman le lleva a proponer una Alicia negra, fruto de un matrimonio interracial donde los ecos de igualdad mezclan la lucha de clases con la integración étnica. El experimento desprende tanta falsedad e impostura, que la propia Jolie, superviviente de proyectos delirantes como “Maléfica”, termina por transmitir una incomodidad contrahecha atrapada en un personaje imposible.
Pero si la torpeza del guión, la tontería del moralismo aleccionador de sus intenciones y el desinterés y falta de empatía de su principal y única estrella no fuera suficiente, lo peor que le puede suceder a un filme infantil es no entretener ni a los niños. Y si aturde a los niños y no interesa a los adultos ¿qué es “Érase una vez”? Nada. Hora y media de tiempo perdido.
Dirección: Brenda Chapman. Guión: Marissa Kate Goodhill. Intérpretes: Angelina Jolie, David Oyelowo, Keira Chansa, Jordan A. Nash, Anna Chancellor y Reece Yates. País: EE UU 2020. Duración: 94 minutos.