Son canciones de ambiente sosegado y mecidas por el reggae y el jazz, creadas durante la pandemia y que ofrecen un homenaje a "una infancia mutilada", según Muguruza, que lo ha grabado con músicos de renombre como Mikel Azpiroz y Jean Marie Ecay. "El disco es para los niños y también para el niño que permanece vivo en los adultos", según su autor.
El nuevo disco es fruto del confinamiento. ¿Cómo surgió?
—El punto de partida fue un poco en broma con Iñaki Irazu un día que hablamos de las onomatopeyas y de su valor literario en la literatura infantil. Luego me envió un texto, un poema que se convirtió en la canción que abre el disco, Karranka eta intziri, que usaba las onomatopeyas. En él había dos puertas, una que hacía karran, karran y otra iii€ Y se estableció un diálogo que me embrujó y le pedí que siguiera a pesar de estar en esos tiempos tan complicados de confinamiento.
¿Cómo se concretó el trabajo?
—Me fue mandando textos que iba escribiendo, a través de Internet, y yo compuse las canciones. Lo hice como en los últimos años, trabajando con el piano y le enviaba lo hecho a Mikel Azpiroz, que enseguida se embarcó en el proyecto, cuando apenas tenía tres canciones o así. Yo se lo enviaba tocado con mi piano precario, ya que también toco la guitarra, pero mi instrumento es el acordeón. Y Azpiroz hizo los arreglos pianísticos finales.
Y le sirvió de válvula de escape.
—Estuve muy contento con el proyecto porque me ayudó mucho. Me mantuvo activo y me inyectó mucha ilusión.
Es curioso, ya que ha habido muchos creadores a los que les ha resultado imposible componer o trabajar en su obra en estos meses.
—Somos un misterio, la verdad. Yo tuve problemas para concentrarme con la lectura, por ejemplo, y otros, como dices, no pudieron componer. ¡Es que cada uno somos un mundo!
Es ya su cuarto disco ligado a la infancia tras 'Ja, ja', 'Nire gorputza' y 'Harriaren hiztegia'. Es un mundo que dista de resultarle ajeno, pero ¿por qué volver a él durante la pandemia? El lugar común dice que los pequeños se adaptan mejor al medio que las personas adultas.
—Ellos tienen la capacidad para adaptarse. Recuerdo que un niño de la guerra me dijo que vivió aquella dura situación como un juego, como una película. Pero vamos sabiendo más de la psique de los niños y no cabe duda de que la pérdida del contacto físico en el encierro, y más con limitaciones físicas de espacio y sin balcones, les pasó factura. Lo sé por ejemplos cercanos.
Llega a hablar de 'infancia mutilada', aunque se suele recurrir más a la dureza de este contexto pandémico entre los jóvenes y los adolescentes.
—Yo creo que los niños lo han sufrido mucho. Sabes que yo arranqué en este mundo de la creación con discos y libros infantiles, y tengo esa tendencia e interés por el niño que fui. Creo que la infancia no nos marca definitivamente, pero que sí nos deja huellas.
Creo que coincide en ello con Irazu..
—Como no ha podido acudir a la presentación debido a la pandemia, ha escrito un texto muy hermoso. En él dice que escribió la letras de este disco en colaboración con el niño que lleva dentro.
Siempre acarreamos con ese niño, y acaba saliendo definitivamente en nuestra vejez, ¿no cree?
—Estoy de acuerdo en el planteamiento general, pero es cierto también que hay gente que tiene el niño, ese ser honesto e ingenuo, muy vivo, mientras otros lo guardan bajo cuatro capas de cemento. Lo tienen bien tapado. Iñaki lo tiene bien vivo y yo espero que se así también. Ese es mi interés por lo menos (risas).
¿Hemos avanzado o todavía se considera menor una obra cultural dirigida a la infancia? A veces se ha tratado a los menores no solo como si tuvieran pocos años, sino como si fueran idiotas.
—Algo de eso todavía hay, aún existe ese resquicio del arte destinado a los niños. Y no te voy a engañar porque yo mismo he tenido tentaciones de ese tipo. Pero no tiene por qué ser así. Como dice Iñaki, las canciones del disco son para los niños y para ese niño que permanece todavía vivo en el interior de los adultos. Y si le añades ese planteamiento a la banda que ha grabado el álbum... Yo no lo considero una obra menor y estoy más ilusionado que nunca con ella.
Lo ha grabado con una gran banda, hay que reconocerlo.
—Son unos músicos de superlujo, sí. La calidad literario-musical es innegable. Además de Azpiroz (piano Rhodes), ha estado ahí Jean Marie Ecay (exItoiz, a las guitarras eléctricas), Denis Benarrosh (percusiones) y Nieves Arilla conmigo a las voces. Por cierto, no parece de Zaragoza, canta y pronuncia muy bien en euskera. Su trabajo es precioso.
Por cierto, ¿a qué suena el disco?
—Su ambiente musical es alegre, pero sereno y tierno. No hay esa bulla que nos parece propia de los niños, esa alegría ruidosa. Buscamos transmitirles serenidad y sosiego, y creo que lo agradecen. Azpiroz dice que se buscó un punto musical naif, pero con calidad.
¿Qué espera del disco en estos tiempos y con una Durangoko Azoka virtual?
—Estuve tentado de retrasarlo todo con este panorama tan patas arriba. Al principio no le veía el sentido, pero decidimos tirar para adelante y ya veremos. Ver venir, como dicen en Ondarroa (risas). Lo de Durango será un experimento virtual y con tienda on line, en la que estaré activo. La feria tiene una dimensión social, de mirar los puestos, pasar el día€ No sé en qué medida se va a poder suplir eso, ese encuentro.