- Otra vez en silencio. Las últimas medidas adoptadas por la presencia del covid-19 han vuelto a dejar a los coros, tanto adultos como infantiles, suspendidos en la espera, por lo menos hasta finales de este mes, aunque habrá que ver cómo evoluciona la situación y qué decisiones va adoptando el Gobierno Vasco. Un nuevo paréntesis dentro de un 2020 en el que mantener las líneas de trabajo no está siendo sencillo, aunque estas agrupaciones, cuando han podido juntarse, han establecido y aplicado estrictos protocolos de seguridad. La cultura es segura. No es solo una frase hecha.
De hecho, la Confederación de Coros de Euskal Herria, con la colaboración del departamento de Salud Laboral del Ejecutivo autonómico, ha hecho público un documento base con medidas a tomar en los ensayos que se ha venido ejecutando de manera escrupulosa, más allá de que varias formaciones han aplicado en diferentes casos algunas medidas todavía más severas. Todo pensando en la salud y en poder seguir desarrollando una actividad cultural que, en el caso de Álava, moviliza a cientos y cientos de personas de diferentes edades.
Un campo que conoce a la perfección Nagore Alangua, titulada superior en Dirección Coral y en Pedagogía del Lenguaje Musical, profesora en la Escuela Municipal de Música Luis Aramburu, y directora tanto del Coro Samaniego como de las tres agrupaciones del proyecto Musikalde, Nurat Gazte Abesbatza, Oskarbi Abesbatza y Lumturi Haur Abesbatza, sin perder de vista su implicación en una larga lista de proyectos e iniciativas culturales. Ahora que no pueden estar de manera presencial, recomienda tanto a sus coralistas como a los componentes de otras formaciones que “canten en casa, se graben y que nos mandes los vídeos y los audios a los directores, porque, seguramente todos, estaremos encantados de poder guiarles”. Además, dice con una sonrisa, “la música ayuda a estar de nuevo tanto tiempo en casa, también a los vecinos”.
La situación no es igual a la del confinamiento. Entonces se valoró la posibilidad de hacer ensayos online, pero la fórmula no funcionó. Tuvieron más recorrido y éxito los vídeos grabados desde cada hogar. En el caso de Musikalde “incluso hicimos un concierto fin de curso” con aquellos conocidos audiovisuales multipantalla.
Volver a los ensayos tras el encierro, de todas formas, no fue del todo sencillo. “Se notó el hecho de no haber ejercitado el músculo”, más allá de que cada uno en su casa hubiera hecho trabajo individual. A esto se añadió que la necesidad de contar con espacio para mantener la distancia social chocaba con los locales utilizados, no todo lo amplios que requiere la situación. En el caso de Samaniego y Musikalde, además, eran lugares ubicados en centros escolares, “que bastante tenían ya con lo suyo”. Así, en lo que se refiere a Samaniego, sus componentes se trasladaron a la parroquia de Jesucristo Resucitado, mientras que los de Musikalde fueron a la iglesia situada en Jesús Obrero (Egibide). Y aquí estuvieron hasta hace una semana cuando, mientras se estaba haciendo también este reportaje, llegó la prohibición de juntarse.
Aún así, cuando, más pronto que tarde, regresen los ensayos, las dinámicas establecidas al inicio de este curso seguirán siendo, en esencia, las mismas. Por ejemplo, en el caso de las agrupaciones que lleva Alangua, desde el principio se estableció una obligatoriedad de separación de dos metros, no de 1,5.
No faltaron en estos meses los geles hidroalcohólicos, “el omnipresente Sanytol” para desinfectar antes y después, la recomendación de sentarse al tresbolillo... y, por supuesto, las mascarillas, a las que los coralistas se terminaron por acostumbrar “aunque es un poco raro cantar con ellas”. De todas formas, Alangua tiene claro que, antes y después de este parón, “si hacemos las cosas, las hacemos bien, con seriedad, disciplina y respetando a todos porque tenemos una responsabilidad tanto a nivel personal como a nivel cultural y social”. En este sentido, la directora explica cómo, para la vuelta, se redujo la duración de todos los ensayos y se eliminaron las pausas. Además, no se permitió compartir partituras ni otros materiales, y se establecieron modos de entrar y salir de forma escalonada. “En la vuelta vimos que la gente tiene muchas ganas de ir hacia adelante, de trabajar y de juntarse”, algo que a buen seguro volverá a pasar en breve con el regreso a los ensayos.
Eso sí, no todos los coros alaveses retomaron su senda a principios de curso por diversos motivos, tanto sanitarios y familiares como laborales. Y entre los que lo pudieron hacer, se notó el bajón de asistencia en algunos casos, como le sucedió a Oskarbi. “Es cuestión de amoldar el repertorio y así poder seguir trabajando”. Aunque también se produjo la situación contraria, con altas como pasó con Lumturi, compuesto por cantantes de entre 8 y 18 años. “Los chavales están super concienciados de lo que tienen que hacer y de las medidas que deben adoptar”, describe Alangua, que remarca que con padres y madres el contacto fue permanente, compartiendo los protocolos de actuación: “han preguntado mucho, lo que es lógico, pero todos hemos estado por la labor y eso es de agradecer”.
También los contactos entre los responsables de estas formaciones en Álava fueron intensos. Se habló mucho de cuestiones relacionadas con la ventilación, los filtros HEPA... “Cada uno tomó las decisiones que pensó que eran más convenientes, pero creo que, más o menos, todos caminamos en la misma línea”. Y eso que la labor de los directores no fue nada fácil en esta recuperación de los ensayos. La distancia sobre todo con las personas que se situaban más a lo lejos, la imposibilidad de enseñar toda la cara para marcar, por ejemplo, la respiración o las entradas... son solo algunas de las situaciones vividas. “Estamos aprendiendo, poco a poco, otra forma de hacer”, usando, por ejemplo, micrófonos para hacerse oír. “Paciencia, buena voluntad y ganas de mejorar y seguir aprendiendo. Es lo que se necesita” en una situación en la que, eso sí, hay un plus de trabajo y cansancio con respecto a un curso normal, más allá de que este 2020-2021 sí se haya planteado como cualquier otro, sabiendo, como pasa ahora, “que todo se va a ir modificando sobre la marcha”.
Lo cierto es que, más allá del actual paréntesis, Alangua apuesta por mantener las medidas adoptadas cuando se pueda volver a los ensayos puesto que están demostrando ser efectivas. “He sido la más negativa de todos en esta pandemia, la que más miedo tenía. Decía: ¿pero cómo nos vamos a juntar ahora a cantar con todo lo que están diciendo que supone un coro? Pero hemos visto que, una vez que hemos echado a andar, si realmente respetas toda la normativa, no tiene que haber ningún problema. ¿Aerosoles? Sí, claro. Pero si mantenemos las normas, está visto que no hay problema. Yo he ido a los ensayos tranquila, aunque quien me conoce sabe que soy bastante aprensiva”. Siguiendo esta línea, también espera el mismo comportamiento del público: “si todos, todos, no solo los cantantes, mantenemos las medidas, no tienen que darse problemas”. Aún así, en la situación actual “el objetivo no es actuar, sino disfrutar. Queremos cantar y juntarnos” y ojalá eso suceda en breve otra vez.
Eso sí, no hay que perder de vista que Nurat tomó parte hace poco en la representación de Ama kuraia dentro del Festival Internacional de Teatro de Vitoria. O que, sobre la mesa, Samaniego tiene una propuesta de colaboración para 2021. Habrá que ver. El contexto es complicado, y también por ello Alangua considera que sería interesante contar con ayuda pública. “Sería bueno un acompañamiento de las instituciones para afrontar todo esto. Entendemos que es una situación especial, muy complicada para todo el mundo, pero hay muchas formas de ayudar, no solo desde un punto de vista económico. Puede que haya gente que no ha empezado a ensayar porque -más allá de la prohibición actual- tiene un local pequeño, pero igual el Ayuntamiento dispone de locales grandes y nos puede echar una mano, por ejemplo”.
“Ahora que no hay ensayos, lo mejor es que los coralistas canten en casa, se graben y nos lo manden a los directores, que les guiaremos encantados”
Directora de coros