s otra de esas paradojas que está generando la aparición del covid-19 y los cambios en el calendario a los que está obligando en no pocos proyectos culturales. El certamen fotográfico y audiovisual Gazte Klik Klak, que a lo largo de estos años ha dado a conocer a varios artistas jóvenes que hoy son una realidad palpable que desarrolla su trabajo creativo dentro y fuera de Álava, tiene justo estos días a su jurado deliberando para dar a conocer el palmarés de la edición de este año. Igual que pasó por estas fechas en 2019. De hecho, hace justo doce meses, Nuria Pérez-Cárcamo, Itzal Zubillaga y el colectivo conformado por Elisa Talbi, Siham Zannouti, Khadija Zannouti, Fatma Haimed, Deborah Aiguayu y Rodaina Hamid supieron que eran las ganadoras del concurso. Triunfadoras de una cita cuyo premio principal es el hecho de protagonizar una exposición de carácter profesional bautizada como Tetrapack que, en su caso, se tenía que haber abierto al público la pasada primavera. Pero el coronavirus lo impidió.

“Por lo menos eso nos ha dado más tiempo para perfilar todavía más los proyectos” apunta el fotógrafo Jorge Salvador. Tanto él, en representación de Zas Kultur, como Xabi Martínez, ganador de Gazte Klik Klak en 2018, han sido los responsables de todo el proceso que arrancó el año pasado y que, ahora, llega al final de su camino desde la sala Amárica, donde las tres producciones artísticas que conforman esta vez Tetrapack van a permanecer hasta el 29 de noviembre. Es verdad que la pandemia va a impedir una inauguración al uso. O que va a hacer imposible que, por ejemplo, la familia de Zubillaga pueda acudir a Vitoria a ver su parte de la exposición por no vivir en el término municipal. Y que... Pero como la propia creadora dice: “esto es un sueño”. Y puede que sea, para cada una de ellas, el principio de muchos otros caminos dentro de la cultura.

El futuro dirá. De momento, el presente pasa por Amárica y por esta guinda al concurso que impulsa el área de Juventud del Ayuntamiento de Gasteiz con la colaboración de la Diputación. En el caso de Pérez-Cárcamo, la instalación multidisciplinar Acto de resistencia 1 plantea a través del audiovisual, la fotografía y el grabado una reflexión sobre la sociedad occidental, sus tiempos y esa sensación de prisa sin descanso que parece gobernar al ser humano. Ante eso, escribiendo en el suelo mientras camina, la autora reivindica la necesidad de, simplemente, andar, de pasear “para coger una nueva dirección, para cambiar el sistema, para tener otras costumbres”. Y lo hace, además, denunciando que, todavía hoy, “la calle sigue siendo hostil para nosotras” y por ello, quien protagoniza esos pasos en su propuesta es, por supuesto, una mujer.

De los pies a las manos. Zubillaga centra toda su atención en ellas a lo largo de Eskuen hitzak. Aquí también hay una reivindicación, en este caso de la imaginación de quienes se acerquen hasta la céntrica sala de exposiciones. “Reconozco que observo mucho a la gente, a los detalles que creo que me pueden contar las historias de cada persona. Me parece interesante pensar quiénes son, qué hay más allá de lo que veo” y por ello toma varios pares de manos, hundiendo el resto del cuerpo en una oscuridad impenetrable, para presentarlas como una “invitación” a dejar volar la mente a partir de pequeños detalles, de un anillo, de unas uñas medio pintadas, de unas arrugas, de...

De las manos al resto del cuerpo, a otros cuerpos. Es lo que sucede en ¿Qué dice la juventud?. Con la idea de dar “voz a la adolescencia” -una edad casi siempre minusvalorada y en estos tiempos de pandemia atacada casi cada día-, Elisa Talbi, Siham Zannouti, Khadija Zannouti, Fatma Haimed, Deborah Aiguayu y Rodaina Hamid retratan lugares, personas, entornos que definen a las nuevas generaciones de gasteiztarras, que hablan de la diversidad de la sociedad actual, de los intereses de cada uno, de la relación con la familia, de... En definitiva, de aquello que define a unas autoras que hablan en primera persona pero como representación de tantos otros jóvenes.