- Meses de escritura de adaptación, meses de preparación y meses de rodajes, eso es Patria. También meses de retraso en el estreno por culpa del confinamiento. Ha llegado a una parte del público de la mano de Zinemaldia. Aitor Gabilondo, su creador, respira tranquilo y solo piensa en una historia, la que ha grabado desde "la honestidad y con todos los personajes interpretados por actores vascos que ayudan a darle mayor credibilidad a la narración".
Por fin, se libera usted 'Patria' con este estreno en Donostia. ¿Un trabajo intenso?
—En todos los sentidos. Ha sido largo, intenso, como tú dices. Primero, se anunció muy pronto. Y también hay que reconocer que nació con muchas expectativas. Emocionalmente ha sido todo muy intenso, ha tenido muchas narraciones, cada cosa que pasaba se contaba. He tenido la suerte de trabajar con un equipo muy selecto y profesional que ha facilitado todo el proceso.
Y ha arrancado con polémica, la polémica surgida del cartel promocional. ¿La entiende?
—Te diré que no comparto esa polémica, no comparto esa mirada al cartel que se ha hecho desde algunos sectores. Contraponer ideas en el mundo audiovisual no es algo que me vaya. Esas ideas son imágenes. Jamás, personalmente, equiparo o provoco; yo lo que hago es narrar. Para mí estas dos mujeres, estas dos familias, estas dos madres, viajan muy tímidamente, muy lentamente, hacia un abrazo.
Abrazo que algunos no entienden.
—Pero para que ese abrazo tuviera sentido, tuviera valor, tuviera un valor dramáticamente, no olvidemos que esto es una ficción, era fundamental mostrar con crudeza los durísimos hechos que ocurrieron. El dolor es para mí lo que cuenta.
Las críticas a ese cartel era que se comparaba a víctima y verdugo.
—No comparto que sea así, aunque entiendo que se puedan decir esas cosas. No comparto las críticas hacia el cartel de Patria, pero me parece bien el debate y los puntos de vista distintos que pueda haber. Es una serie que mueve muchos sentimientos, y estos sentimientos pueden verse desde puntos de vista muy distintos. Insisto, es una serie de ficción que no tiene, lo digo como máximo responsable de la adaptación, ninguna voluntad de sentar cátedra. Es una ficción que puede recordar a la realidad, a hechos reales€
Quizá esos recuerdos son los que facilitan y refuercen la crítica por parte de algunos sectores.
—Lo que se narra en la serie son historias que alguna vez hemos escuchado todos. Pero Patria es una recreación, no hay más. Las historias están para lanzar preguntas, no hay más que decir al respecto.
¿Se podría haber hecho Patria para un canal generalista?
—Tal y como yo la quería hacer, no. Es una serie más dura, más seca, con saltos en el tiempo y requiere una atención del espectador grande. Emitida con cortes publicitarios, con una duración más larga, habría sido complicado.
'Patria' tenía que haberse estrenado en mayo, eso ha supuesto que hayan vuelto a Zinemaldia. Parece que no hay mal que por bien no venga, como dice el refrán.
—Se iba a estrenar en mayo, pero el confinamiento nos pilló con los últimos capítulos en postproducción de sonido y por seguridad sanitaria no podíamos continuar. Así que nos pusimos en septiembre, alineados con el festival, al principio no se sabía si se iba a poder celebrar, pero ha resultado que sí. Creo que es un sitio maravilloso para poder estrenar esta serie.
¿Seguro que no puede tener segunda parte?
—Seguro que no. Termina en el punto donde debe acabar esta historia, no hay más. Sabes que por mucho éxito que tenga una historia mía, no me gusta alargar nada. Es que no sirve de nada estirar una serie. En el caso de Patria, no tendría ningún sentido. Cuanto más concentras el relato, más se agota.
¿Qué le atrajo de 'Patria'?
—La historia. Yo estaba escribiendo sobre el tema cuando leí que Fernando Aramburu iba a publicar una historia que hablaba de la fractura que se había producido en dos familias después de un atentado. No era lo mismo, yo estaba empezando en el proceso de escritura y pensé que Patria podía tener factura de serie. Leí el libro, hablé con la editorial, los derechos estaban libres, los adquirí y comenzamos la adaptación.
Todos los actores son vascos.
—Por el tipo de serie que es, tiene que tener mucha verdad, mucha autenticidad, no veía que tuvieran cabida actores muy famosos y tampoco actores no vascos. Algunos roles, los de las madres por ejemplo, son tan característicos, tan de aquí, que necesitaba actrices que entendieran el personaje sin necesidad de explicaciones. A Ane Gabarain o Elena Irureta no hace falta explicarles sus personajes, saben cómo son.
Ha coincidido este estreno con la llegada de otra serie suya como 'Madres' a Telecinco y ha estado en el candelero unas semanas.
—Ha sido un septiembre en agitado. Se había estrenado anteriormente en Amazon y fue bien. Veremos qué pasa en Telecinco.
¿Tiene dudas?
—Pues sí. Los canales en abierto son una incógnita. Cada vez que haces algo para una cadena generalista se abren muchas incógnitas.
Usted es un hombre muy dinámico, no es de los que se queda parado. ¿Qué tiene entre manos?
—Proyectos que no se han podido llevar a cabo por motivos que todos sabemos. Esperemos, que después de estar hecho todo el desarrollo, se puedan hacer. No tengo nada muy inminente que anunciar, espero que pronto sí.
Mascarillas, distancias de seguridad, geles de manos€ Un largo rosario de prevenciones. ¿Se va a poder aguantar mucho esta situación en los rodajes?
—Espero que no dure, espero que llegue la vacuna. Aunque se dicen tantas cosas que ya no sabemos qué pensar.
El confinamiento y las pocas ganas de salir de sectores de la población han disparado el consumo televisivo. ¿Cree que va a ser necesaria una producción intensiva de series para reponer todo lo que nos hemos comido durante el tiempo que hemos estado en casa?
—Es lo que parece. Las plataformas tenían catálogos dispuestos para ser consumidos a más largo plazo. Esperemos que se normalice la producción y que no todo sea para ver en casa, que la gente podamos volver con normalidad a los cines, a los conciertos y a los teatros.
Muchos creadores dicen que las ideas han sido fluidas durante el confinamiento, que por su mente han pasado muchas recreaciones de ficción. ¿Es usted uno de ellos?
—En realidad, yo me caí en la marmita. No he pensado más que antes. Siempre tengo ideas que bullen. No se me han agudizado durante el confinamiento la creatividad.
Veo la televisión un poco rara. Se generan ideas para cadenas en abierto y acaban estrenándose en plataformas. ¿Tiene sentido?
—Sí, claro, el económico. Es un tema de rentabilidad. Las series están siguiendo el camino que antes solo hacían las películas. Si no fuera así, las cadenas en abierto no podrían soportar por sí solas el coste de una serie. Es necesaria esa alianza con las plataformas.
Antes era al revés, 'La casa de papel' o 'Vis a vis' primero se vieron en abierto y más tarde fueron de pago.
—Ese viaje también se dio. Pero ha cambiado mucho el hábito y la manera de consumir. Ahora ya no hay que esperar a una cita concreta y a una determinada, tampoco hay publicidad. Como te he dicho, es el espectador el que manda.
¿Se imagina un confinamiento sin internet, sin Netflix, Amazon, HBO o Movistar+?
—Hubiera sido más duro, pero a lo mejor la gente habría leído más, que también está muy bien€
Había tiempo hasta para hacer flexiones€
—Ja, ja, ja€ Es verdad. Tener historias para ver ha aligerado esa presión de no poder salir de casa. Ha sido un alivio poner la tele y poderte evadir de esos contadores de víctimas que daban los informativos, te podías salir de esa realidad a través de la narración de historias.
Estamos en la nueva normalidad, eso dicen. ¿Cree usted que volveremos alguna vez a esa antigua normalidad que tanto añoramos?
—Espero que podamos abrazarnos pronto, que nos podamos saludar con un beso. Sin abrazos las relaciones son mucho más complicadas.
"Jamás, personalmente, equiparo o provoco nada; yo lo que hago en una historia es narrar, nada más"
"Para que la historia tuviera valor era fundamental mostrar con crudeza los hechos que ocurrieron"
"Lo que se narra en la serie son historias que alguna vez hemos escuchado todos, pero es ficción"