o sé qué nombre tienen pero yo los llamo ladrillos de helado. Son esos bloques que tienen todas nuestras abuelas en el congelador y nunca se terminan y van cortando el cartoncillo para marcar la medida. En su origen tenían un solo sabor: fresa, nata, vainilla o chocolate. Adivinen cuál se agotaba primero. La revolución llegó cuando el bloque se dividió en dos sabores y llegaron las combinaciones de fresa y nata, y de vainilla y chocolate, desconozco si hubo alguna otra pero yo jamás la vi. Y ya el mundo se volvió loco cuando, atención, inventaron el bloque con ¡tres sabores! Uf, la locura. Y ahí ya se plantaron. Mientras los fabricantes de maquinillas de afeitar continuaron con el pique de hacer cuatro, cinco y hasta seis hojas para un mayor apurado, los heladeros se quedaron en el de tres sabores, que es el equivalente a la Gillette 3 de los helados, considerada una esquisitez para los clásicos, aunque hay quien les pone tapas de barquillo para hacerse un bocadillo. Un sandwich, me corrige aquí un prehistórico. J. Gorriti

Helado de corte

El bloque de helado para el consumo familiar es un clásico y a su vez están considerado un básico de la heladería. Los más populares tienen entre uno y tres sabores, aunque también existen de cuatro.