n día llegó el dos por uno al mundo de los helados, como en las ofertas del súper, pero en el kiosco junto a la playa. Era el Doctor Strabik, que consistía en un helado de dos ojos sujetados por un palito curvilíneo rematado por dos bolas de chicle a modo de pupilas. En contra de lo que se pudiera pensar, los dos ojos miraban al frente. El plan de Frigo era que los estrábicos fuéramos nosotros, porque el helado se acompañaba de una gracia en la que te pedían que acercaras la jeta a un dibujo sin ojos, que los tenía a medio metro, y a base de pegar la jeta al papel, los ojos se integraban en la cara. Nueve de cada diez ópticos a punto de cerrar sus establecimientos recomendaban este helado y su juego. Aunque el extraño helado ya no se vende, el mundo sigue funcionando así, y un día descubres que ya no eres el ojito derecho del jefe, porque mientras a ti te pone a comentar helados en una esquina, a tu compi de página le manda a Estados Unidos a pasar el verano. Ainsss. J. Gorriti

Doctor Strabik

Se trataba del clásico helado de fresa y nata, con las cejas de chocolate, que se remataba con unas pupilas rojas que eran dos bolas de chicle. Ese mismo que entre dos barquillos nos parecía antiguo.