- Son varios los caminos artísticos que recorren de manera conjunta Zuriñe Benavente e Ignacio Monterrubio. Uno de ellos tiene a la música como protagonista, materializándose desde hace ya ocho años en el proyecto Sira Coel, una propuesta que ahora vuelve al primer plano con la publicación de su tercer disco, un álbum diferente puesto que está dirigido a un público muy concreto, a los más jóvenes de la casa y sus familias. “Casi desde el principio empezamos a trabajar con canciones infantiles porque creíamos que era necesario profundizar en un perfil de canción para niños un tanto diferente al habitual. Pero ha sido algo que ha permanecido ahí latente”, explican ambos. Sin embargo, el confinamiento y la llegada de la hija de ambos han sido el acicate perfecto para hacer realidad Poxpolin.

Son trece las canciones que, en castellano y euskera, componen una propuesta producida por Altraste Danza que ya se puede conseguir tanto en su formato físico (CD) como en su versión digital. “No esperamos nada. Simplemente es compartir un regalo, algo que teníamos ahí y que a nosotros nos gustaría que lo pudieran conocer los niños, las niñas y sus familias. Es el deseo de compartir algo que nos gusta y que nos llena”, describen sobre esta selección realizada de entre otros temas que están sobre la mesa, algunos en gallego y catalán. “Esos para el siguiente disco”, sonríen.

Lo cierto es que “estamos acostumbrados a un tipo de música infantil que está enfocada más a hacerles bailar o a realizar unas determinadas acciones. No es el caso. Éste es un disco más para la escucha y para tener un momento más tranquilo. Partimos de que cuando escuchábamos música infantil, la mayoría tenía un perfil bastante característico. Es como cuando vas a un parque para niños y niñas, y ves que todo está solo en tres o cuatro colores. Hay mucha música de este tipo que está infantilizada y nosotros hemos intentado evitar eso. Los acompañamientos o incluso las melodías están retocadas y adaptadas para hacer una música que para nosotros es bonita. La idea es que no haya tanta diferencia entre una música para niños y una para adultos porque los más pequeños también aprecian la belleza. Son temas más lentos, más impresionistas, que generan unos ambientes determinados”.

Todo ello creado a partir del trabajo conjunto, de una labor llevada a cabo al 50% en el que cada uno aporta ideas, armonías, tiempos, sonidos... Incluso su pequeña -que protagoniza la portada a partir de la ilustración creada por Gabriel Schmitz- hace alguna aportación involuntaria: “cuando grabamos durante el confinamiento, Zuriñe la tenía en brazos algunas veces. Y en una de las canciones, ella empezó a reclamar atención y lo hemos insertado en el disco”.

De hecho, los meses de estar en casa a causa de la aparición del covid-19 han sido de lo más provechosos en este sentido, gracias también a las disponibilidades técnicas con las que cuentan en su hogar. “Estamos muy acostumbrados a grabarnos en casa. Mucho de nuestro trabajo relacionado con la creación musical, parte de la improvisación en nuestro hogar. Nos gusta grabar allí porque tiene un lado más personal y cálido que a veces en un estudio de grabación no puedes conseguir”, describen, aunque sin que eso suponga quitar valor al trabajo que, por ejemplo, realizaron con su anterior álbum, Sitting right here, registrado junto al conocido músico y productor Paco Loco en sus locales de Puerto de Santa María.

Aunque les gustaría poder hacer una presentación en directo, de momento habrá que esperar. Primero, por la propia situación generada por el coronavirus. Pero también, como explica Monterrubio, porque “cuando hacemos un proyecto dentro de la danza, nos encontramos con una muy buena acogida. Pero los proyectos que son de música, tenemos más dificultades para que se puedan ver y escuchar en unas condiciones, en teatros, museos o aulas de cultura, que son espacios más propicios para nuestra propuesta”.