n la primera edición, en la que se llevó a cabo en la sala que da nombre al certamen a mediados de septiembre de 2002, hubo momentos en los que había que salir sí o sí a la calle Coronación para tomar un poco de aire porque el calor dentro era sofocante. Ya allí se reunieron unas cuantas caras llegadas desde fuera de tierras alavesas que se han hecho habituales a lo largo de estos años y con las que se han compartido no pocas conversaciones, aunque esta vez no se han podido producir aquí y en persona, sino a través de las redes o por teléfono, al igual que sucede con otros habituales que se han ido incorporando a la gran cita anual con el rock and roll con el paso de las ediciones.

"Estamos bien de salud y eso es lo importante, pero se me hace muy raro no estar allí; no veas cómo se os echa de menos", escribe Rubén, informático residente en Madrid, que guarda en la memoria como un tesoro cuando pudo ver por fin a The Cramps en 2003, ya en el recinto de Mendizabala. El Azkena Rock Festival también añora a su gran familia.

No ha sido posible contactar con todas esas personas que a lo largo de estos años han compartido en estas páginas sus comentarios y reflexiones sobre el evento y la ciudad, aunque ojalá se encuentren bien. Habrá que esperar a 2021 para reencontrarse. "Estos días me he dado cuenta de que necesito ir a Vitoria y que nos llueva por lo menos un día en el Azkena", manda, con un par de risueños emoticonos, la extremeña Sofía. "Lo que más rabia me da es que no nos vamos a encontrar con gente de otros sitios que hemos conocido por ir allí, aunque de algunos tengo el móvil y sé que están bien, aunque jodidos con el trabajo. Bueno, como todos supongo".

Desde Vigo, Rodrigo, Xose y Montes, cada uno por su lado, mandan sobre todo abrazos para todos los amigos vitorianos que han hecho tanto en Mendizabala como en el Casco. "A principios de abril ya era evidente que no se iba a celebrar, pero aunque solo hubieran hecho un concierto y con la peña sentada, me hubiera gustado ir", asegura el primero, que como sus dos vecinos tiene guardado el abono para el año que viene. "Da tanta pena todo lo que está pasando... En realidad, cualquiera puede pensar que no ir a un festival es una tontería, pero es que para mí es más que eso, es ir con la gente de aquí, encontrarme con mucha peña que no veo en todo el año, hacer la ronda de pintxos mientras nos echamos unas risas...", dice el segundo. "Al Azkena se va y punto, como dicen los foreros", remata el tercero, más allá de que este año no habrá ni partido forero, ni comida forera, ni...

"Fíjate cómo siento el Azkena y Vitoria, que cuando a principios de marzo escuché lo de que os cerraban los colegios por el bicho, me preocupé por varios de los colegas que he hecho allí y por sus críos", recuerda, por Messenger, el valenciano Juanjo. "Si me dicen entonces todo lo que ha pasado después, no me lo creo. Para que luego digan que no hay que invertir en sanidad, en educación, en cultura... que se vayan a la mierda". Es otro de los que se ha quedado con el abono. Incluso se ha comprado la camiseta especial que ha hecho el ARF para destinar dinero tanto al Banco de Alimentos de Álava como a los autónomos que trabajan para el festival. "A mí de pobre no me saca nadie, así que...".

Los hay, como le pasa a la leonesa Lucía, a los que el covid-19 les ha pillado en primera línea, en este caso en una residencia. "Miedo por mí no, pero por los de casa, sí, eso no te lo voy a negar. Ahora la cosa está mucho mejor, pero ya veremos", apunta, aunque rápido quiere ponerse positiva: "al primer concierto que pueda ir por aquí, me presento con mi mascarilla y lo que sea; y al Azkena el año que viene... ojalá, de verdad, que se pueda realizar y que estemos allí viéndonos de nuevo otra vez sería la mejor noticia para todos".

Eso sí, lo de volver a los directos no lo tienen tan claro algunos, como le pasa a la catalana Almudena. "No sé si me fío. O no por lo menos de momento. Supongo que cuando se pueda, me lo tendré que pensar, porque también me daría rabia no apoyar a los sitios a los que suelo ir y a los músicos que conozco. Pero ya te digo, que ahora mismo no lo veo. De hecho, me estuve pensando devolver el abono del ARF, aunque como todavía queda un año...", describe, mientras manda una pequeña foto de aquellas monedas que durante varias ediciones usó el festival para pagar dentro del recinto. "¡Qué recuerdos! ¡Qué joven era yo!".

Imposible contactar con algunos azkeneros y azkeneras que también son fieles aunque vivan en países como Francia e Italia. Aún así, están también presentes. "Mira que nos hemos pasado ratos buenos en Vitoria, que todavía me acuerdo con unos ingleses y unos franceses en el concierto de Sex Pistols, que yo ya no sabía ni qué estaba hablando", ríe Alberto, desde Logroño. Es de los pocos que no ha parado nada durante el confinamiento, en su caso al otro lado del mostrador de una panadería.

"Es extraño no coger el coche y plantarme en Vitoria para los conciertos del jueves y de ahí sin parar hasta el domingo. De hecho, me estuve pensando, si nos dejaban pasar a Álava, irme allí este fin de semana con alguna cerveza, aparcar en Mendizabala y brindar por todos nosotros. Lo único bueno de esto es que me había pillado el viernes de vacaciones y ahora tengo un día más para gastar en verano, aunque lo de pensar en vacaciones ahora me da risa", teclea. "No sé lo que nos costará, pero espero que algún día podamos volver a lo de antes, aunque nos vendría bien aprender unas cuantas cosas de esto que estamos viviendo".

Faltan más voces, más compañeros y compañeras de viaje, más componentes de una familia grande en todos los sentidos, que comparte su amor por la música, pero también un festival y una ciudad en la que se siente como en casa. Habrá que esperar otro año. El 17, 18 y 19 de junio ya no están tan lejos.

"Estamos bien de salud y eso es lo importante, pero se me hace muy raro no estar allí"

Desde Madrid

"No sé si me fío a la hora de volver a conciertos, o no por lo menos de momento"

Desde Cataluña