...realmente tiraron palante y tiramos palante. Hay veces en las que oigo sus voces. Como el Guernica, que lo oyen hasta los sordos. El de Picasso, que lo oye hasta una sorda como yo, que estoy sin escuchar desde los nueve años. Oigo sus voces. Hablo con ellos. Con mi hombre, con mi hija, con mi nieto Josu. Y yo no. No. No. No sabía ni supe lo que la vida era. Aunque una vida tengo vivida. Eran tres. Ahora son dos. Y era ella. Mi hija. La madre de los tres. Y yo no. No. No. No lo sabía. Pero para mí no está muerta, aunque murió. Mi hija. La naturaleza. Porque nos hizo así. Nos hizo la naturaleza para que las madres mueran antes que la hija muera. Para eso nos hizo. La naturaleza nos fabricó para ese menester. La madre primero y la hija después. Pero ella se fue primera. La hija. La naturaleza, aunque no nos hizo para eso, sí que nos dejo su poquito de fuerza para tirar arreo palante por si después ocurría lo que no era natural de la naturaleza. Y para tirar palante después nos hizo también...

...para arrear, para seguir con hijos muertos en la cabeza también nos hizo la naturaleza. Con mi hija muerta en la cabeza. Me encargué de los tres. Por eso. Javier. Josu. Maite. Luego pasó con el mediano lo mismo que con su madre, con mi hija. El mediano, que era el pequeño. Y yo, yo, yo, no, no, no lo sabía. Se nos fue. Eran tres y se nos fue el pequeño. Josu se nos fue.

...yo no sabía. Y el otro. Mi hombre se me fue hace más tiempo, aunque luego volvió y a mí no se me quitaba de la cabeza que no era él, el que volvió, porque distinto volvió cuando volvió distinto. Se me fue falto de besos, porque poco lo caté. Poco lo caté. Noventa y dos años tengo ahora y yo no. No. No. No lo sabía. Y no lo caté. Era una niña aún. Tenía nueve años cuando se marchó. Él era mayor que yo. Ya se le había puesto voz de hombre. No sé porque le lloré porque yo era una niña. Le lloré cuando yo le lloré porque sabía que nunca más a verle iba.

...nunca más a verle. Lo sabía...

...pero en el fondo no lo sabía. No porque la esperanza sea lo último que se pierda. No. Eran tiempos de espera sin esperanza. No. Yo no sabía que iba a verle otra vez. Aunque cuando le volví a ver pensé que no era él. Yo era también muy distinta y él, pensé, él se ha dejado a él en la guerra, en una guerra y en la grande, y en los campos, en Mauthausen y en Miranda se quedó él. Pero sí. Era él. Yo no sabía. Yo más joven que él. Yo le miraba y le acaricaba los labios para tocar sus palabras porque, y desde que dejé de verle no sabía yo, más que lo que mis ojos decían, pero me acostumbré. Estaba muyacostumbrada a oler. A ver. Estaba muyacostumbrada al silencio, porque los tímpanos míos estallaron lostímpanosmíos en Gernika. Sí. Volvió. Cuando todo estaba terminándose. Cuando yo tenía diecinueve años y él casi treinta. Y al principio no era él. Me lo dijo...

...pero yo no, yo no lo sabía. No sé como escapó. No le gustaba contar. Nunca contó. Lo tenía dentro. Era un trozo de hígado de otro dentro lo que tenía. Primero llegó una carta. Yo creí que era de más antes. Pero la letra. Suya. Ya estaba en Vitoria yo. La cárcel. Me llegaron más cartas. Era él. No había muerto en la sombra de la guerra civil, tampoco había muerto en Alemania. Se escapó. Pero cuando volvió lo metieron otra vez. A la cárcel porque no era nadie. Nos tuvimos que casar para verle mientras la cárcel. Ya sí que lo caté. Ahí. Y él me cató a mí. Ahí. Luego salió de la cárcel en mil novecientos sesenta y ocho. Salió como los topos. Le costaba ver. Ya no tenía capacidad de ver. Le hicieron los papeles y en los papeles por fin ponía que era él. En los papeles estaba escrito su nombre. Estaban escritos sus apellidos. Como allí estaba escrito, por fin sabíamos los dos que él era él. Hasta él se dio cuenta de que él era él.

...trabajamos mucho los dos. Nació nuestra hija. Nos nació una hija a los dos. Y todo estaba bien. Muchos años con todo muy bien. Hasta que él se murió. Y aunque para eso la naturaleza tampoco da fuerzas, para eso las fuerzas arrean. Nos quedamos las dos. Mi hija y yo nos quedamos las dos. Todo iba bien. Todo fue bien. Mi hija se casó todo iba bien. Se casó bien con una buena persona se casó bien. Se casó con una buena persona. Y tuvo a los tres. Maite. Josu. Javier. Estuve con ellos muy siempre bien siempre desde pequeños con ellos. Pero no duró mucho con ellos bien. Mi hija y el hombre bueno los dos también. Se fueron también con el accidente por eso me quedé con los tres. Yo no sabía. No. No. La vida no sabía. Los tres crecieron conmigo. Javier. Josu. Maite. Esta era tu madre les decía yo y este era tu padre. Les decía yo.

...les gustaba mirar conmigo las fotos, sobre todo a Josu. A Josu más porque Josu amaba la fotografía. Con los ojos Josu hablaba como hablaban las fotos de mi hija, como hablan siempre las fotos cuando se miran lento. Josu. Porque Josu tanto hablaba con los ojos que yo le oía cómo hablaba Josu con sus ojos. Continuará...