- Si hay un personaje que ha salido reforzado del letargo de El ministerio del tiempo es Irene Larra, cuyo protagonismo en la nueva temporada es definido como “un regalo” por Cayetana Guillén Cuervo: “Cada capítulo es una película”. La actriz, cuyo personaje ha ido tomando cada vez más protagonismo convirtiéndose en pieza clave del universo creado por Javier y Pablo Olivares, analiza su evolución. “Esta temporada la defino como la más madura. Los personajes han evolucionado, tienen un poso de madurez, como el propio ser humano (...) creo que es una súper temporada, es brutal”, apunta la actriz.
Sobre los capítulos, la presentadora de Versión Española (La 2) es muy gráfica a la hora de definirlos: “Cada uno es como una película. Están muy pensados y equilibran mucho el rigor histórico con el sentido del humor, con la aventura y con la ciencia ficción”. Dentro de esa amalgama de elementos está el personaje de Guillén Cuervo, Irene Larra, que en la cuarta temporada coge protagonismo, algo que valora sobremanera.
“El hecho de que los creadores de una serie refuercen tu personaje significa que ha funcionado y eso es como un regalo para el actor. Estoy muy contenta, he sido muy feliz rodando”, reconoce la actriz, que hace hincapié en que la serie “te lleva realmente por la Historia de España y te da la opción de que te entre luego el gusanillo para profundizar”.
agente de campo “Esta temporada, como paso a ser agente de campo, he estado en tropecientas épocas. Lo de mi ropa es una cosa fascinante. Llevo unos vestidos y una imagen por los que los departamentos de vestuario, de maquillaje y peluquería se merecen todas las menciones del mundo”, explica la actriz, quien dice entre risas que “el hábito sí hace al monje porque al actor le ayuda muchísimo”.
De esta manera, ante la ausencia de una Amelia (Aura Garrido) que solo aparecerá en un capítulo y la incorporación de Julián (Rodolfo Sancho), que debe encontrarse a sí mismo para volver a ser patrullero, Irene toma las riendas de las misiones, algo que le ha permitido codearse, de manera ficticia, con grandes de la Historia. “Irene se hace amiga de María Tudor en la corte inglesa de Felipe II, conoce a Luis García Berlanga cuando tiene veintitantos años y le dice piénsate lo del cine. Es genial estar en medio, conviviendo con ellos. Te da la sensación de que realmente estás conociendo a los personajes históricos”, cuenta la actriz. Junto a esa satisfacción de moverse por diferentes épocas y disfrutar de charlas como la que tendrá con Clara Campoamor, “gracias a quien las mujeres votamos en España”, reconoce que el rodaje de esta entrega, al tener un “personaje tan protagónico”, le exigía mucha concentración.
En cuanto a la posibilidad de extender el universo ministérico, dice que “quizá cabe alguna temporada más, pero creo que Javier Olivares lo plantearía de otra manera porque esta historia patrullera ya ha dado de sí”, indica. No obstante, remata con que “la serie tiene un fin de temporada brutal” y deja en el aire que siempre hay cabida para un posible spin off o serie derivada: “Irene ha empezado una historia que es un archivo de la memoria histórica femenina y lo ha comenzado con Clara Campoamor, a lo mejor...”
El capítulo de esta noche es el número 36, El laberinto del tiempo ¿Qué ocurriría si en uno de los apartamentos con los que premiaba el Un, dos, tres existiera una puerta del tiempo al año 1648? ¿Y si la concursante que por ahí huye de un marido maltratador enamorara al rey? Pues que Felipe IV (Edu Soto) escribiría discursos con frases de canciones de Raphael y Las Tacañonas. Y que, si acaba casándose con él, Velázquez nunca pintaría Las Meninas. Además, el Ministerio envía a Pacino y Lola a 1981 para investigar un caso, en plena movida madrileña. La casualidad hace que Pacino se encuentre con su mejor amigo del colegio, eufórico por rodar Laberinto de pasiones con Pedro Almodóvar (Carlos Santos): va a encarnar el personaje que interpretó Antonio Banderas.