Vitoria - No para todas las personas la felicidad es lo mismo, ni se llega a ella de igual manera, aunque todas la busquen. Aún así, no hay duda de que en la sociedad actual, por lo menos en la más cercana, hay una serie de parámetros comunes que la definen. La estabilidad familiar y sentimental, la seguridad laboral, la capacidad económica, el encaje en una determinada imagen social y su consiguiente aceptación... son cuestiones que cualquiera mencionaría de manera casi instantánea a la hora de establecer los baremos que pueden definir hoy a alguien feliz. Pero cabe pensar si esas escalas de valores son las acertadas o suficientes. Es este trasfondo el que dibuja la primera novela de la escritora vitoriana Nerea Rosado Capillas, El viento que azota la montaña (Círculo Rojo).
Publicado hace unas semanas y presentado el pasado viernes en la capital alavesa, el libro busca que quienes se asomen a sus páginas "piensen al final del día: ¿soy feliz? ¿qué he hecho para serlo? ¿qué cambios he hecho en mi vida para llegar a ser feliz en algún momento?", explica la autora. "Un buen día te puedes dar cuenta de que tienes todas o parte de esas cosas que la sociedad dice que deberías poseer para ser feliz, pero que aún así no lo eres, no te sientes así. Así que tienes que producir cambios para serlo de verdad".
Dos son las historias -en apariencia distintas pero que terminan entrelazándose- que dan forma y fondo a la novela. En el hoy se sitúa al personaje principal, a una guía de montaña llamada Nana Vike que vive en la ciudad ficticia de Zornett. "Tiene pareja estable, familia, su grupo de amigos€ pero a pesar de tener todas esas cosas, se da cuenta de que no es tan feliz como ella quisiera o tendría que ser", un pensamiento sobre el que va reflexionando mientras realiza distintas travesías y recorre diferentes senderos. En paralelo, pero en un momento temporal anterior, se relatan las vivencias de Atti y Gonnar, dos guerreros vikingos -él y ella- de la tribu de los Drakkar, que se ven obligados a huir a las montañas tras un suceso que se explica justo al principio del libro, una escapada en la que van a estar perseguidos por el jefe de su clan.
De todas formas, tampoco hay que dar demasiados detalles. Es el momento de lectores y lectoras. De quienes se asomen a una publicación que empezó a gestarse en verano de 2018. A raíz de una experiencia personal de la autora, "sentí la necesidad de plasmar las ideas que recoge el libro a lo largo de su desarrollo", conceptos que fue "poco a poco" completando hasta que en noviembre de ese mismo año se puso manos a la obra con la escritura. "Ya había hecho diferentes relatos, aunque el hecho de afrontar mi primera novela me generó algún momento de inseguridad, es normal. Aún así, tenía muy claro qué quería expresar y todo fue más fácil de lo que se podría pensar", describe Nerea Rosado Capillas, que reconoce que ya se encuentra preparando la segunda parte de este libro, más allá de que no siempre sea sencillo "encontrar huecos". Todo llegará. De momento es El viento que azota la montaña la obra que pide paso.