“El gallo es valiente y fuerte” repite una monitora gubernamental que trata de iniciar a un grupo de inmigrantes en la ciudadanía francesa. “El gallo es francés”, mascullan los integrantes del grupo mientras, uno a uno, son invitados a escenificar teatralizando el contenido de La Marsellesa. De todas las estrofas, resuena con paradójico sentido en tiempo de pacífica universalidad aquella que dice: “¡Que una sangre impura inunde nuestros surcos!”. Ese proceso alienante y educador, ritual homogeneizador que domestica al “otro”, late en el centro neurálgico de un filme que sedujo en la última Berlinale y que fue designado como una de sus mejores propuestas. Se comprende la fascinación que provocó Sinónimos. Como las suspicacias e incluso algún rechazo que también pueda levantar. No es cine acomodado ni previsible. Se quiere de autor y se empeña en recorrer algunas huellas de evidente afrancesamiento. Dos territorios sobrevuelan en su gestación, Francia e Israel. Y lo que aquí subyace debe mucho a las reliquias y cenizas que quedaron del periplo judío en la Europa del siglo XX. Eso lo sabe bien Nadav Lapid, tal vez el director israelí más brillante en estos momentos. El autor de The Kindergarten Teacher, película que fue objeto de un remake americano que como siempre replicaba su forma pero sacrificaba su sentido, se reitera en las señas de identidad de un narrador que ha asumido sin problema las maneras más definitorias del hacer del Godard de su juventud o del prematuramente desaparecido Jean Eustache. Como ellos, Lapid practica una narratividad provocadora, una suerte de impresionismo simbolista. De un lado, lo que aparece en la pantalla reclama la frescura de lo no interpretado, de lo aprehendido de la realidad. Al mismo tiempo, hay en ella una artificialidad que desemboca en frases grandilocuentes y en gestos preñados de dobles sentidos y moralejas. En este caso, el principal protagonista, un judío que ha abandonado Israel harto de su país y que, en su deseo en convertirse en francés, también volverá a sentirse harto, repite como una letanía palabras semejantes y entrecruza significados para adornar el sinsentido de una sociedad que carece de horizonte; que camina en profundo ensimismamiento hacia ningún lado.
‘sinónimos’ (‘SYNONYMES’)
Dirección: Nadav Lapid. Guión: Nadav Lapid, Haim Lapid. Intérpretes: Tom Mercier, Quentin Dolmaire, Louise Chevillotte, Uria Hayik y Olivier Loustau. País: Francia. 2019. Duración: 123 minutos.