copenhague - A Federico de Dinamarca tendrían que prohibirle hacer deporte. El pasado lunes le operaron del hombro después de sufrir un accidente esquiando, todo salió bien y sus súbditos no tienen de qué preocuparse, ya que podrá seguir optando a la corona cuando su madre tenga a bien abdicar. El problema es que lleva cinco intervenciones muy seguidas, todas ellas derivadas de prácticas deportivas.
El año pasado se rompió el ligamento cruzado, también esquiando. Un año antes, tuvo que ser intervenido por una hernia discal. En 2016, se fracturó una vértebra cervical cuando saltaba desde un trampolín. Y en 2009, se rompió el peroné mientras montaba en trineo con sus hijos mayores, Christian e Isabella, por lo que también tuvo que pasar por la mesa de operaciones.
Dicen que se recupera con rapidez de sus lesiones y que en veinte días estará a punto para hacerse cargo de un acto oficial y que después tendrá que sustituir a su madre, la reina Margarita, como regente. ¿Un príncipe torpe o que arriesga demasiado? Los daneses no han decidido a qué se ajusta mejor el heredero de la corona. Lo que está claro es que como siga así va a terminar con el sistema de salud de Dinamarca.