Vitoria - Entre el flamenco, el jazz, la música cubana, el R&B... transcurre la senda de 23 Collective, grupo que, tras ponerse en marcha en 2016, publicó el año pasado Breaking cocos. Manu Masaedo, Kike Terrón, Chele Cobo, Yarel Hernández, José María Pedraza Petaca y Alejandro Escalera acuden mañana a partir de las 19.00 horas al escenario del Dazz para dejar su tarjeta de presentación en la capital alavesa a la espera de próximas visitas.
En su primera vez en Gasteiz, el público que acuda a verles se va a poder encontrar con...
-Presentaremos Breaking cocos pero con un desarrollo diferente. Los temas se van para otros lados y hay muchas cosas nuevas con respecto al álbum. De hecho, el directo es mucho más enérgico que el disco y estoy seguro de que la gente va a disfrutar mucho.
Están más que acostumbrados a los clubs pequeños.
-Mucho. Somos de garitos. Nos hemos criado tocando en todas partes, acompañando a uno y a otro. Nos sentimos a gusto en los ambientes apretados, entre el calor de la gente.
Cada un viene de un sitio y está en otros tantos proyectos a la vez. Con la agenda tan complicada que tienen por separado, ¿por qué hace cuatro años decidieron dar forma a esta propuesta?
-Somos músicos de Málaga, Granada... y coincidimos en Madrid, en el ambiente underground, sobre todo en torno al flamenco. Pero como todo el mundo sabe, el flamenco lleva tiempo relacionándose con el jazz y con la música latina, y aquí en Madrid hay una escena muy importante en este sentido. En ese ambiente nos fuimos encontrando nosotros. Coincidíamos mucho tocando con uno o con otro y conectábamos un montón. Así que primero hicimos muy buena amistad, casi como si fuéramos familia. Un día dijimos: venga, ya que estamos siempre juntos, vamos a hacer el loco sin que nadie nos diga que nos tenemos que controlar ni nada. Eso es 23 Collective, locura máxima.
Las fusiones también hay que saber hacerlas porque en caso contrario se termina cayendo en propuestas sin mucho sentido. ¿Complicados los equilibrios o han encontrado la fórmula?
-Es verdad lo que dices, lo que haces debe tener un sentido porque si no terminas presentando un rompecabezas sin hilo conductor ni nada. Nosotros tratamos de encontrar un sonido entre los ritmos flamencos, la sonoridad de los cajones pero también dando paso a la electrónica, haciendo aparecer, mucho, a la música cubana, al jazz, al R&B, al rap... Entre eso nos movemos y tratamos de encontrar una sonoridad que sea compacta y que suene a una sola cosa, 23 Collective. Aunque toquemos en un momento más jazz, más flamenco o más latin, siempre suena a 23 Collective. O por lo menos es la idea.
Músicos jóvenes mirando a géneros que algunos consideran del pleistoceno. ¿Son sonidos que en el siglo XXI tienen todavía cosas que decir?
-El flamenco, el jazz, el latin o la música negra son géneros que siempre van a tener algo que decir. Es que si no, yo me muero, que me he criado con ellos (risas). Por supuesto que me encanta la música actual, el trap o lo que quieras. No tengo problemas con nada. Nosotros buscamos que nuestra música suene moderna, que tenga color. De hecho, también usamos recursos técnicos de hoy en algunos temas. Pero ya te digo, el flamenco, el jazz, la música cubana o la música negra son inmortales y siempre se van renovando.
Son gente de directo, que además se suele juntar de manera habitual para hacer jam en Madrid. ¿Qué tal en el estudio?
-Me encantan las jam y los directos pero, personalmente, donde mejor me siento es en el estudio. Y creo que a varios de nosotros nos pasa igual. Es en el estudio donde puedes plasmar por completo tu idea, además exactamente como la quieres. Me puedo tirar horas y horas en el estudio, me parece muy entretenido. Te permite ir probando y jugando hasta que encuentras lo que quieres.
Cantante pero en primer lugar percusionista. ¿Se llevan bien los dos Manu?
-Sí, sí (risas). Siempre he sido percusionista, lo de cantar me lo encontré de rebote. Un día pillé una guitarra y me puse a componer canciones sin darme mucha cuenta. Pero sí es verdad que cuando canto, lo hago de una manera muy percusiva y rítmica.