madrid - Con Benedict Cumberbatch en la piel de Edison y Michael Shannon en la de su rival George Westinghouse, el cineasta de origen mexicano Alfonso Gómez-Rejón estrena hoy La guerra de las corrientes, un filme que relata la disputa entre ambos genios y empresarios por el control de la energía eléctrica.

“Edison perdió la guerra pero es a él a quien recordamos porque siempre estaba pensando en su imagen y su legado, era como una Kardashian”, dice a Efe Gómez-Rejón, mientras que para Westinghouse se trataba “no tanto de ser recordado como de cambiar el mundo”.

La trama se desarrolla entre finales de la década de 1880 y comienzos de los 90 en Estados Unidos. Las expectativas de los enormes beneficios que implicaba el negocio del suministro eléctrico alentaron esa guerra sucia entre ambas compañías.

Edison inventó la bombilla y fundó la primera empresa eléctrica en 1882 basada en su sistema de corriente continua. Westinghouse, con la ayuda de las patentes de Nikola Tesla, creó una red rival cuatro años después y su sistema de corriente alterna fue el que se llevó el gato al agua. “Me interesaba la historia”, dice el director, pupilo de Martin Scorsese que se dio a conocer en 2015 con la conmovedora Yo, él y Raquel, “pero sobre todo los temas que hay detrás: la batalla entre humildad y ambición o cual es la verdadera naturaleza de una victoria”.

Lo suyo con esta película, por ejemplo, lo considera una victoria, pese a que ha sido “una pesadilla” conseguir estrenar su montaje final.

Inicialmente era una producción para la compañía de Harvey Weinstein. Llegó a estrenarse una primera versión -la de Weinstein alias Manostijeras- en el festival de Toronto de 2017 pero a las pocas semanas estalló el escándalo del acoso sexual que acabó con la disolución de la compañía.

Dice Gómez-Rejón que fue Scorsese quien salvó su película. Su contrato con la distribuidora de Weinstein incluía una cláusula que le otorgaba al director de El irlandés el derecho del montaje final en caso de disputa. “No quería llegar a eso, pero pasó, todo explotó. Me enteré por Internet de que mi película se iba a estrenar en Europa y era el montaje viejo, pero gracias a esta cláusula, se detuvo, la película se entregó a Scorsese y él me la dio a mi para que hiciera lo que quisiera”, relata. - Magdalena Tsanis