A causa de su inquietud por conocer y poner en valor el patrimonio histórico, social, cultural y humano de Arraia-Maeztu, el actual alcalde de esa localidad y nuevo presidente de la Cuadrilla, Anartz Gorrotxategi, comenzó hace tres años a investigar la labor difusora de la cultura vasca que realizó un vecino de Musitu en Madrid, ciudad a la que emigró a principios de siglo para poder vivir. Fruto de ello es el rescate de Abdón González de Alaiza, de su increíble trabajo y de la enorme sorpresa de poder encontrar los 16 números que se publicaron de la revista Txistu, impulsada por Abdón, que contenía el primer cómic en euskera y que se creían perdidos. La idea de realizar un libro la expuso a la Diputación Foral de Álava, y con la colaboración del periodista Miel A. Elustondo, una increíble historia está a punto de salir a la luz a finales de este mes.

¿Quién fue Abdón González de Alaiza?

-Anartz Gorrotxategi: A modo de pequeña biografía, digamos que nació en Musitu en 1876. Sus padres fueron Gregorio González de Alaiza y Toribia Azazeta. Tuvieron siete hijos: Aquilino Domingo, Juana Paula, Elvira, Justo, Probo, Abdón y Domiciano. No tenemos detalles de su infancia ni de su juventud, probablemente en Musitu, solo que en 1902 residía en Madrid. Para aquel entonces, dos de sus hermanas mayores, Juana y Elvira, estaban trabajando ya en aquella ciudad; no sabemos si estaban ocupadas trabajando de sirvientas en alguna casa, en algún comercio o en algún otro lugar. Lo que sí sabemos, por diversas fuentes, es que Abdón trabajó como dependiente en una tienda de ropa de moda situada en la Puerta del Sol, aunque años más tarde, en la década de los 20 del siglo pasado, ejercía de representante de una firma bilbaína y tenía su propio despacho en la calle Alcalá. Sin embargo, no consta que cursara estudios en Madrid.

¿Por qué Madrid?

-A.G.: Su emigración responde a razones económicas, sin duda. A finales del siglo XIX, los movimientos migratorios dentro de la península condujeron a la mayor parte de las personas a Barcelona, Madrid y Bilbao, principalmente, y Abdón optó por Madrid, bajo los auspicios de sus hermanas mayores.

¿Qué se sabe de su vida allí?

-A.G.: Lo primero que yo diría es que, en Madrid, Abdón participó de todo lo vasco. Todo lo que tuviera que ver con su país tenía en él a su más gran defensor. Y también impulsor. Ya he dicho que sabemos que en 1902 residía en Madrid, y lo sabemos porque en 1903 participó en la fundación del Athletic de Bilbao en Madrid, el primer germen del actual Atlético de Madrid, o Atleti, por ser en sus orígenes precisamente el Athletic en Madrid. Junto con otros vascos residentes y jóvenes estudiantes en Madrid, fue socio fundador del equipo de fútbol -él mismo presentó la solicitud de inscripción en el registro de asociaciones-, y también jugó en él, si bien lo hizo en el equipo suplente, y por eso dicen que no era muy buen jugador. Pero a saber.

Pero su labor fue mucho más amplia.

-A.G.: Aparte de eso, y según el testimonio escrito que nos dejó el político abertzale Ramón de Bikuña, uno de los amigos más cercanos que tuvo Abdón en Madrid, González de Alaiza fue un auténtico catalizador de las actividades vascas en la capital: impulsó y participó en los cursos de euskera que se impartieron en el Ateneo de Madrid hacia 1920, contribuyó a la difusión de todo lo relacionado con la cultura vasca, fue el más activo propagandista de la Sociedad de Estudios Vascos en Madrid... Manuel de Irujo lo definiría como el verdadero factótum de todo lo relacionado con el País Vasco en Madrid.

-Miel A. Elustondo: Yo añadiría algún pequeño detalle. Creo que es importante recordar que este año pasado se ha celebrado el centenario de la creación de la Sociedad de Estudios Vascos. De un modo o de otro, los hermanos vitorianos Ángel y Odón Apráiz participaron en su creación. Ambos estuvieron estudiando en Madrid, asistieron a los cursos de euskera del Ateneo, y se relacionaron estrechamente con Abdón. Así lo demuestran las cartas que dirigió Abdón a Ángel, y aún más, la nota necrológica que, a la muerte de Abdón en 1926, publicó Odón en el Heraldo Alavés. Su título es: Una nota triste. En ella, Odón revela la personalidad de Abdón. Es una necrológica muy sentida. Emociona leerla.

Abdón González de Alaiza ha pasado a la historia como el autor de 'Txistu', la primera revista-cómic en euskera. ¿Qué pueden contar sobre dicha publicación?

-A. G.: Para situar, o contextualizar, la publicación de Txistu, debemos recordar que la Sociedad de Estudios Vascos trajo, de algún modo, la revitalización de la cultura vasca, aún en tiempos de la dictadura de Primo de Rivera en España. Se crearon, por ejemplo, un gran número de revistas en euskera; entre ellas, Argia, en 1919, revista que ha celebrado su centenario este año pasado. Lo digo porque Abdón, en Madrid, ayudó a difundir muchas de esas publicaciones vascas. Él mismo la ensobraba y las enviaba. Era un trabajador nato...

¿Y a través de ella se fragua 'Txistu'?

-A.G.: En las hojas de diferentes números de Argia del año 1926 leemos que los responsables de Argia recibieron una carta -una petición, en realidad-, en nombre de unos vascos residentes en Madrid a favor de la creación de una revista infantil en euskera. Los autores de la carta se sentían con la fuerza y la habilidad necesarias para crear la revista y ¡para financiarla! La idea era que se distribuyera junto con Argia, a modo de separata. Los ejemplares del semanario Argia correspondientes al año 1926 no dejan de anunciar el nacimiento de Txistu, que así se llamará la revista infantil, aunque la fecha de su publicación se demora, hasta su aparición en 1927. Leemos en Argia que el motivo del retraso fue, principalmente, el fallecimiento de Abdón Alaiza, su "más ferviente impulsor".

¿Cuándo falleció?

-A.G.: En Musitu en 1926, un año antes de la publicación de Txistu, y, sin embargo, ha pasado a la historia como el autor del primer cómic en euskera. Abdón participó en la creación de Txistu, así lo manifiesta la revista Argia en 1926, pero no podemos afirmar, más bien lo contrario, que fuera "el autor" del cómic que nos ocupa. Participó en el proyecto, fue su "más ferviente impulsor", pero Txistu fue producto de un grupo de personas, estudiantes en Madrid, que no conocemos. Publicaron 16 números, no cosecharon el éxito deseado, y no siguieron adelante con su proyecto.

-M.A.E.: Abdón trataba con todos los vascos que se movían en Madrid, por lo que resulta imposible saber quiénes participaron en la iniciativa, porque nunca firmaron los dibujos ni los textos que aparecieron en Txistu, que fue la primera revista-cómic en euskera, y primera revista-cómic publicada, bien en euskera o bien en castellano, en el País Vasco. Fueron publicados 16 números.

Que se creían perdidos?

--M.A.E.: Todavía hoy se puede leer, en Internet, que no se ha conservado ningún ejemplar, pero la búsqueda de Anartz Gorrotxategi dio sus frutos hace un par de años, cuando dio con toda la colección de la revista-cómic en los archivos de Koldo Mitxelena Kulturunea de Donostia. Estaban en los fondos de Antonio Zavala, el académico de Euskaltzaindia fallecido en 2009. Sin las pesquisas de Gorrotxategi, seguiríamos manteniendo que no se ha conservado ningún ejemplar de la revista. Sin embargo, toda la colección de Txistu está digitalizada y a la vista en Internet.

--A.G.: Acerca del fallecimiento de Abdón debo decir que, encontrándose gravemente enfermo, marchó de Madrid para venir a Musitu, donde murió después de dos meses de estancia en su casa natal. Sabemos, por el testimonio de sus amigos en Madrid, que marchó de allí en silencio, sin decir nada ni despedirse de nadie. Nos ha llamado poderosamente la atención.

¿Cómo valoran la labor de investigación que han llevado a cabo?

--M.A.E.: Yo diría que la investigación comienza con Gorrotxategi. Le he conocido queriendo impulsar la imagen de la Montaña Alavesa, buscando iconos de la cultura en su Cuadrilla, recopilando información sobre Juan Bautista Gámiz y Abdón González de Alaiza Azazeta, por ejemplo, aparte de muchas otras iniciativas que realiza. Para mí, el mérito es de él, de su preocupación y de su interés. Dio con Abdón, pero más allá de dar con Abdón, dio con toda la colección de Txistu, cuando se daba completamente por perdida.

¿Y es cuando se impulsa toda la investigación para el libro?

-M.A.E.: A partir de ahí, los datos y las informaciones acerca de Abdón que ha ido recopilando Gorrotxategi, junto con la colección de la revista-cómic, han sido el germen de la búsqueda de más datos, de la investigación posterior. Hemos consultado archivos, diarios y revistas de la época, la tesis de Javier Díaz Noci sobre el periodismo en euskera de la época, hemos recabado los testimonios de los familiares de Abdón y que siguen en Musitu, Magdalena González de Alaiza Oteiza y sus hijos Jesús y Amaia Urrea, entre otros, en la casa donde nació y murió Abdón, etc.

--A.G.: En la búsqueda de información, hemos encontrado, en el diario Euzkadi, la crónica del homenaje que se celebró en memoria de Abdón el 18 de julio de 1933 en Musitu. Acudió un montón de gente, y entre ellos, estuvieron presentes Manuel de Irujo, Ramón de Bikuña -su gran amigo de Madrid-, Doroteo Ziaurriz, Francisco Javier Landaburu? Colocaron una placa en honor de Abdón en la casa donde nació -la placa sigue visible en su sitio-, colocaron una estela funeraria en la tumba de Abdón, celebraron misa, una comida? Fue todo un acontecimiento. Los asistentes vinieron de Agurain, pero también desde Bilbao y Vitoria. Llegaron en tren hasta Laminoria, y de allí subieron a pie hasta Musitu. La crónica de aquel día que se recoge en Euzkadi está muy bien detallada, y estamos pensando repetir el homenaje todos los años. Creemos que tal como Odón Apráiz manifestó, González de Alaiza se merece "el homenaje al soldado desconocido, del hombre de fila de la cultura vasca". Pienso que con el libro que publicaremos este mismo enero, cumpliremos el deseo de Apráiz, haciendo que ese soldado desconocido tenga, por fin, su legado escrito con nombres y apellidos.