donostia - Tabakalera inauguró el pasado jueves una exposición dedicada al suizo Uriel Orlow y a la estadounidense de origen palestino Jumana Manna en la que ambos jóvenes artistas aluden, mediante pequeñas películas, instalaciones y cuerpos escultóricos, a las huellas del colonialismo en Sudáfrica y Oriente Medio.

La muestra, que estará en Tabakalera hasta el 6 de octubre, fue presentada por la directora del centro, Edurne Ormazabal, y la directora cultural en funciones Ane Rodríguez, comisaria de la exposición de Manna junto con Jone Uriarte.

Uriel Orlow, galardonado con el premio Bienal de Sharjaj y con tres premios de arte suizos en Art Basel, entre otros, fundamenta su trabajo en la investigación, que se plasma en proyectos mutidisciplinares que aglutinan cine, dibujo y sonido.

Los geranios no son rojos El proyecto que muestra en la capital guipuzcoana se centra en las relaciones de poder tomando como punto de partida la botánica.

Según explicó Orlow, la idea surgió durante una estancia en Sudáfrica en 2014 donde conoció un jardín botánico dedicado a la flora autóctona, diferente de lo que ocurre en este tipo de instalaciones en Occidente donde se exponen las plantas que trajeron los europeos de los países colonizados.

El artista comprobó que las etiquetas estaban en inglés o en latín porque los investigadores que llegaban junto con los colonizadores europeos creían haber “descubierto” plantas y les dotaban de un nombre aunque ya existiera una denominación en el idioma autóctono.

“Es una manera de ver cómo un conocimiento borra otro anterior y demuestra que 25 años después de la abolición del apartheid el colonialismo sigue vivo”, asegura el suizo.

De la misma manera los geranios rojos, originarios de África, a los que dedica la obra Geraniums Are Never Red, se han convertido “prácticamente en la flor nacional de Suiza, aunque desconocemos que fueron traídos en la época colonial desde el continente africano”, afirma.

En la instalación Soil Affinities, de 2018, Orlow explora las conexiones de la historia de la circulación de las plantas desde los huertos que existían en el siglo XIX en Aubervilliers, en las afueras de París, y que fueron finiquitados con la llegada de obreros en la revolución industrial, con las plantas que se llevaron desde África para ser expuestas en el jardín botánico parisino.

Las pantallas en las que el artista desgrana simbólicamente esta historia se encuentran encastradas en unas cajas inspiradas en las que viajaban las semillas exóticas desde Costa de Marfil a la capital francesa, según explicó el propio artista.

Tras el rastro de semillas Las semillas son también las protagonistas de la película firmada por Jumana Manna Wild Relatives que comienza en una fábrica de frigoríficos para semillas situada en el norte del Líbano, adonde tuvo que ser trasladado un centro de investigación de Alepo debido al conflicto en Siria.

Tras el viaje se inició un proceso para sembrarlas en Svalbard (Noruega) en el almacén Global donde se guarda una copia de seguridad de cada semilla del mundo.

El recorrido de la sala dedicada a la estadounidense Jumana Manna continúa con la proyección del vídeo A Magical Substance Flows Into Me, donde la artista visita a las diferentes etnias y religiones que habitan en Israel siguiendo los pasos del programa de radio que dirigió el musicólogo alemán Robert Lachmann, que emigró a la entonces Palestina en los años treinta.

Conjuntamente el espacio acoge varias instalaciones escultóricas que muestran partes de cuerpos “segmentados”, “cavidades” que están ocultas, en piezas elaboradas con fibras, laca y desechos de andamios y madera. - Efe