londres - Cuarenta años después del estreno de La vida de Brian, los británicos Monty Python creen que sería difícil rodar de nuevo, hoy en día, una sátira sobre las religiones como esa cinta, que muchos tacharon en 1979 de blasfema. “Probablemente no podríamos. Creo que el sentido del humor ha cambiado un poco. La hicimos en el momento oportuno, logramos ser irreverentes y un poco idiotas al mismo tiempo”, dijo Michael Palin, uno de los componentes del grupo cómico, en una conversación junto con su compañero Terry Gilliam. “Tengo la sensación de que ahora la gente se lo toma mucho más en serio”, recalcó el actor británico.
La vida de Brian, citada regularmente como una de las comedias más hilarantes del cine británico, narra la historia de Brian Cohen, un joven ordinario de la Judea ocupada por los romanos que tiene la mala fortuna de nacer el mismo día que Jesucristo. Tras varios episodios absurdos, Brian es confundido con un mesías y, pese a sus intentos por deshacerse de sus seguidores, se ve rodeado por un amplio grupo de adeptos. Hace 40 años, la película fue vetada en decenas de localidades y provocó protestas ante cines de Estados Unidos. Al mismo tiempo, fue un éxito en otros países. Gilliam, que en los últimos años ha rodado en Navarra El hombre que mató a Don Quijote, asegura que en España fue recibida con entusiasmo. “Incluso ahora, la gente con la que trabajo en España viene y me habla sobre La vida de Brian”, recalca el actor y director. “Creo que esa reacción en España se debió a que el momento era perfecto. Franco ya no estaba y la sociedad se encontraba en pleno cambio”, agrega.
A pesar de que la cinta abordaba un tema sensible como es la religión, ambos aseguran que mientras la estaban rodando no esperaban los vetos y las protestas que provocó. “Mi madre iba regularmente a la iglesia y no podía entender por qué la gente decía que era una blasfemia”, esgrime Palin.
“La gente ni siquiera quería ver la película. Su juicio estaba ya formado. Comedia y Jesús no podían ir de la mano. Los Monty Python eran irreverentes y, por lo tanto, iban contra Jesús”, apostilla Gilliam, que asegura que su sátira no estaba dirigida contra una religión en particular, sino contra quienes creen en algo “sin hacerse preguntas y sin argumentos”.
Con motivo del cuarenta aniversario del estreno original, la producción, que se situó entre las más taquilleras del año 1979, se proyecta hasta mañana en 75 salas de 45 ciudades españolas, en su versión original en inglés subtitulada. - Gillermo Ximenis