Vitoria - “Escuché por primera vez la obra y me enganchó al instante. Me parecía tan bonita”, recuerda Estíbaliz Delgado. Así que la directora de la Coral Manuel Iradier pensó en tentar a la Banda Municipal de Música de Gasteiz. “Fui donde Hilario Extremiana, se lo propuse y me dijo que sí, pero que tenía que ser consciente de que el proyecto nos iba a llevar mucho trabajo” como así ha sido. Después de varios meses de preparación, ensayos y perfeccionamiento, este martes llega el momento de completar el camino frente a unos espectadores que se reunirán con músicos y cantantes en el Principal a partir de las 20.00 horas. No muchas, pero todavía quedan entradas a la venta por 3 euros cada una.

Extremiana y Delgado se sonríen y, entre bromas, se preguntan “por qué nos dijimos que sí”. En el fondo, ambos están convencidos de las razones que les han llevado a afrontar The Armed Man: A Mass for Peace de Karl Jenkins, una obra creada por el compositor galés para las celebraciones del milenio en el año 2000 y que fue dedicada a las víctimas de la crisis de Kosovo.

Un total de 13 partes componen una pieza que dura una hora y cuarto y que se interpreta sin parones, “sin que haya posibilidad de que el público aplauda” y tomarse un respiro. “Es fácil de escuchar pero para tocarla y cantarla, es una obra de gran envergadura”, describe el director de la Banda. A eso se unen que en la composición se usan textos de diferentes autores, que llevan a las voces a cantar tanto en francés como en latín y en inglés. Esta última lengua es la que más problemas ha ocasionado a la Manuel Iradier. De hecho, un filólogo integrante de la agrupación gasteiztarra ha trabajado para afinar las pronunciaciones de sus compañeros.

Para poder llevar a cabo el proyecto, también están sumando su trabajo los cantantes solistas Montserrat Sánchez (soprano), Marta Velasco (mezzosoprano), Eduardo Ituarte (tenor) y José Manuel Díaz (barítono). Además, como se recogen llamadas musulmanas a la oración, en el recital tendrá una colaboración especial Anis El Machtam. Todos estos elementos se están fusionando en los últimos ensayos que se están produciendo estos días, aunque será el domingo cuando se lleve la prueba final. Después, el martes llegará el momento de la verdad, de que los intérpretes hagan que los sonidos de la paz puedan con los de las guerras. “Da la impresión de que no sabemos qué estamos haciendo con este mundo”, lamenta Delgado, más allá de que, como apuesta la composición, “frente a los horrores tiene que estar la esperanza de la paz”, dice Extremiana. De esta forma, la Banda y la Manuel Iradier esperan que el público disfrute de “una obra muy bonita y sencilla de escuchar”, al tiempo que recibe una invitación para reflexionar sobre la necesidad de terminar con los conflictos.