Madrid - La compañía Els Joglars llevará a cabo una gira por el Estado con su obra Señor Ruiseñor, inspirada en la figura del pintor Santiago Rusiñol, que hará una parada en el Teatro María Guerrero de Madrid del 9 al 27 de enero y que tan solo incluirá una visita a Cataluña, en concreto a la localidad de Canovellas (Barcelona).
“No es verdad que nadie nos haya vetado oficialmente en Cataluña, aunque sí que hacemos muy pocos bolos allí. Lo cierto es que allí no nos alquilan -una expresión que ya usaba Josep Pla- y cuando hemos ido, mucho público no tenemos: la realidad es la que es”, explicó una de las integrantes de la compañía, Dolors Tuneu.
Tuneu relató que, cuando su distribuidora envía el dossier a todos los teatros, desde Cataluña “no se da una respuesta de rechazo, sino de silencio”. “Nos encantaría poder actuar en Barcelona y tener el teatro lleno, pero la realidad es la que es. No queremos ir de víctimas, queremos cuanto más bolos, mejor, pero no depende tanto de nosotros como de que nos contraten”, señaló la dramaturga.
Tuneu ha usado un ejemplo de Dalí para ilustrar su situación, ya que el artista, aún estando fuera de España, siempre preguntaba sobre lo que decían de él en Figueras. “Lo que queremos es que cuantas más poblaciones vean el montaje, mejor. Uno puede ir a riesgo de alquilar un teatro privado, pero ya hemos ido dos veces a Cataluña y hemos fracasado”, apuntó.
Preguntados sobre los motivos que han llevado a ese silencio y a la falta de respuesta del público catalán, Tuneu reconoce que “desde siempre” Els Joglars ha sido una compañía “con un espíritu libre” y que no ha esquivado “los problemas, hablando sobre religión, el arte...”. “Seguimos en las mismas, intentamos poner el foco en algo que pasa desapercibido porque somos artistas por encima de todo”, ha añadido.
Para la dramaturga el teatro es “una forma higiénica para reflexionar y, a veces, lo que uno tiene más cerca sirve para hablar de lo universal”. Para Ramón Fontserè, director de Els Joglars desde 2012 (en sustitución de Albert Boadella), la libertad de expresión “está para defender lo que no le gusta a uno”, algo que “no ha inventado” su compañía.
LO POLÍTICAMENTE CORRECTO Señor Ruiseñor, que ya se ha estrenado en Valladolid y ha pasado por Zaragoza, juega con la figura de Rusiñol, un artista adicto a la morfina que “murió al pie del cañón”. Planteando una confusión con un guía de un museo, Els Joglars enfrenta al pintor con alguno de sus fantasmas en una suerte de viaje alucinógeno con toques sarcásticos. “Ahora lo que hay es bastante mal humor y cuando miras las redes sociales, está todo lo políticamente correcto y hay menos libertad. El humor es inherente al hombre, como el sentido de libertad, e incluso sirve para enfrentarse a la muerte: incluso en Auschwitz había sentido del humor”, añadió el director de la compañía.
De hecho, Tuneu cree que “quizás hay una censura social” que lleva “lo políticamente correcto hasta el exceso”. “El sentido del humor es imprescindible para contar lo más trágico y, si nos lo cargamos, será perjudicial para la sociedad: lo que hacemos es teatro y no se puede coger a Otelo para juzgarlo”, matizó.
“DESTRUCTOR DE FANÁTICOS” Sobre la elección de Rusiñol para protagonizar la obra -Els Joglars ya han puesto antes el foco en otros artistas como Dalí o el escritor Josep Pla-, Fontseré ha recordado que se trataba de “un gran destructor de fanáticos”. “En un momento en que parece que todo se convierte en religión, es alguien idóneo para tomar distancia en una época en que las patrias identitarias tienen un relieve importante”, ha señalado.
Rusiñol, de origen catalán, pasó sus últimos años en Aranjuez, donde Alfonso XIII lo nombró jardinero general -su deseo era nombrarlo marqués, algo que rechazó el pintor-. “Era un bohemio que quiso ir a París a pasar penalidades, pero siempre tuvo dinero en el bolsillo (gracias a las fábricas de su abuelo) y fue muy generoso”, concluyó el dramaturgo. - E.P.