Barcelona - El escritor norteamericano Michael Connelly, que acaba de iniciar una nueva saga con Sesión nocturna, protagonizada por la detective Renée Ballard, considera que “movimientos como el #MeToo hacen que las cosas estén cambiando lentamente a mejor para las mujeres”. En una entrevista concedida a Efe, Connelly señala que “las mujeres no sólo tienen más dificultades para prosperar en la policía, sino que es algo extensivo a las grandes administraciones y burocracias” y añade que “gracias a movimientos como el #MeToo, las cosas están cambiando lentamente para mejor, por suerte también en los departamentos de policía, tradicionalmente dominados por los hombres”.
Si bien, aclara, escribió y publicó Sesión nocturna en Estados Unidos antes de que surgiera este movimiento, por tanto, “no lo escribí como una declaración social”. Connelly quería escribir sobre “un personaje que, como mujer, tiene todo tipo de obstáculos que los hombres no tienen; y en esa dicotomía se encuentra el argumento dramático” y precisa: “Tenía una persona real para inspirarme y ayudarme con el libro; y cualquier escritor aceptaría escribir acerca de una persona de la vida real que ha tenido una serie de experiencias”.
Renée Ballard lucha por abrirse camino en el Departamento de Policía de Los Ángeles, donde trabaja en el turno de noche. Allí empieza muchas investigaciones pero no termina ninguna, porque cada mañana entrega sus casos a los detectives del turno de día. La protagonista, que tenía por delante una prometedora carrera como detective, ha sido asignada a ese turno nocturno como castigo después de presentar una demanda por acoso sexual contra un superior. Sin embargo, en Sesión nocturna (AdN) una noche le tocan dos casos de los que no quiere desprenderse: la brutal paliza a una prostituta que es abandonada y dada por muerta en un aparcamiento y el asesinato de una joven camarera durante un tiroteo en un club nocturno.
Para crear a este personaje, Connelly se inspiró en Mitzi Roberts, “una detective de homicidios en el Departamento de Policía de Los Ángeles, que ya me había ayudado con los libros de Harry Bosch durante mucho tiempo”. Al principio de su carrera, recuerda el escritor, trabajó en el turno de medianoche y le contó algunas historias vividas. “La bombilla se encendió y supe que quería escribir sobre un personaje similar”.
Empezar una nueva serie cuando ya contaba con otras exitosas y consolidadas no fue un problema para el autor, porque “siempre tienes que estar creando cosas nuevas o te quedas obsoleto. Tengo personajes que me encantan y sobre los que he escrito durante mucho tiempo, pero luego surge la inspiración y nace la necesidad de escribir sobre algo nuevo”, confiesa. En el fondo, opina Connelly, Ballard “no es tan diferente de Bosch”, aunque por el hecho de ser mujer, sus retos sean distintos: “La detective que inspiró al personaje me dijo que siempre había sentido que tenía que ser mejor detective que sus homólogos masculinos por el solo hecho de ser una mujer, y esa mentalidad solitaria la hace muy diferente de Bosch”.
Preguntado sobre la longevidad de la saga de Ballard o si se trata de una serie de transición hasta que la hija de Bosch, Maddie, tenga su placa de policía, Connelly asegura que no lo sabe. “No planeo a tan largo plazo, pero me encanta el personaje de Ballard y espero escribir sobre ella durante mucho tiempo”.
Connelly exhibe con orgullo las cinco temporadas que ya se han emitido de la serie Bosch, inspirada en su personaje y revela que su implicación en este proyecto, sobre todo, es para “proteger el personaje de Harry Bosch en su traslación a la pantalla”. Para el escritor norteamericano “no es un trabajo difícil porque todos los demás escritores y actores de la serie también lo tienen en cuenta” y agrega: “La televisión me ha enseñado lo importante que es el diálogo y eso me ha servido para reinspirarme cuando escribo mis libros. El personaje se da a conocer a través del diálogo y es una lección que es bueno volver a aprender”. Los seguidores de Bosch volverán a tener una nueva cita con el popular detective de Connelly en pocos meses cuando AdN publique Las dos caras de la verdad, novela en la que el protagonista se ve obligado a infiltrarse en el entramado del tráfico ilegal de pastillas.