Ferrán Monegal es un viejo conocido de los televidentes, sobre todo los catalanes, donde compagina tele, radio y prensa con una visión personal y particular de lo que ocurre en la pequeña pantalla. Monegal es un ejemplo valioso de libertad de crítica frente a lo que nos ofrecen las cadenas televisivas para las que todo vale con tal de asegurar cifras de audiencia e ingresos publicitarios. Un ejemplo perverso de que el fin justifica los medios que cada día se practica en nuestra cita con los televisores.

Iñaki López, nuestro periodista en la ventana de La Sexta ha sabido labrarse un hueco en las apetencias del personal y su programa en las noches/madrugadas de la tele, le ha permitido momentos de triunfo importantes, aunque a tenor de lo que dicen las redes sociales, no pasa por sus mejores momentos. Uno de los `personajes con los que han querido refrescar el producto ha sido la contratación de Ferrán Monegal, mago Merlín de la crítica televisiva que el catalán maneja con astucia, sentido del espectáculo y gracejo desbordante, punto pelma cuando se pone insidioso y bravo comunicador cuando descubre trucos, ángulos y modos de manipular y dirigir los mensajes en la tele.

Dominador de la cocina televisiva, muestra cada noche con exuberancia verbal próxima al aburrimiento, los manejos de quienes dominan la tele al servicio de una idea, mensaje o propuesta. Las teles y sus manejos variados y variopintos son desvelados por Ferrán y quedan al descubierto y acrecientan el conocimiento de los espectadores consumidores de teles, programas y estilos diferenciados.

Así, la toma más sencilla, la secuencia aparentemente limpia es destripada y analizada por este crítico alejado de manejos y trucos varios en la producción televisiva diaria. Nada le es ajeno, nada es ingenuo o producto de la casualidad. Todo tiene un fin, y en la tele, más y más claramente. Gracias Monegal.