Vitoria - Es una situación bastante habitual en las redes sociales. Si la imagen que se reproduce es de los pechos de una mujer, la censura salta al instante. Si, por el contrario, son los pechos de un hombre, no pasa nada. Es un ejemplo más de los muchos que se podrían poner en este 2018, aunque parezca mentira, sobre los prejuicios, ataques y discriminaciones que sufre el cuerpo humano. “No hacemos una apología del destape; lo que queremos es reivindicar nuestra piel, la de cualquiera, y hacerlo entendiendo que el desnudo es algo natural”, explica Jon Gil, autor junto a Reina Ginolanda de La jaula, exposición que hoy a las 19.30 horas se inaugurará en Zuloa, donde permanecerá abierta hasta el próximo 7 de abril.
Dos son los elementos que marcan una propuesta artística que cuenta con el apoyo del programa Haziak. Por un lado, se encuentra el trabajo fotográfico, una labor que se ha hecho utilizando una cámara Polaroid y contando con la colaboración de 19 modelos, incluyendo la propia Reina Ginolanda. Por otro, el uso de la palabra para crear una serie de poemas que acompañan a las imágenes, escritos nacidos de las charlas con cada una de las personas participantes en la producción. Con esos elementos se compone una muestra que busca “proponer una reflexión sobre cómo se juzgan los cuerpos”.
A lo largo de un fin de semana, con el centro cívico Judimendi como punto de encuentro, se llevaron a cabo las sesiones, aunque de manera previa, a cada modelo se le entregó un formulario en el que se le preguntaba cómo se siente desnudo. “Las respuestas han sido de lo más diversas; incluso hay quien posa vestido porque para él, que es dibujante, desnudarse es mostrar sus obras”, describe Reina Ginolanda.
En total, son 19 imágenes ampliadas, y otros tantos poemas, los que componen una exposición que se completa con la inclusión, en tamaño real, de otras instantáneas tomadas durante las sesiones a modo de gran mosaico. Además, se ha editado un fotopoemario con el mismo título de la muestra numerado del que se han editado 150 ejemplares, que están a la venta en Zuloa.
Frente a los comportamientos sociales, a lo que se vive en el mundo virtual, a los conceptos que se transmiten a través de la publicidad, a determinados modelos educativos... ambos creadores quieren enfrentarse a la homogeneización de los cuerpos, a que sean juzgados de manera permanente, a que sean ocultados por miedo a los otros, a que no sean percibidos como lo que son, algo natural y propio de cada persona, jaula a su vez compuesta por huesos y piel.
Esas ideas se plasman en las formas utilizadas, en el hecho de optar por trabajar con polaroid “porque nos transmite esa sensación de hacer algo instantáneo, natural”; pero también en el uso del filtro rojo que tiñe cada una de las imágenes, un efecto no pretendido en un principio pero “que nos sirve para hablar de la clandestinidad en la que parecen sumidos los cuerpos”.