Existe, créanlo, un tipo de arte preocupado por las problemáticas sociales, culturales, económicas? que nos sitian por doquier aunque no queramos verlas. Un arte interesado por promover la toma de conciencia sobre situaciones de injusticia, desigualdad, autoritarismo, manipulación, censura? que sufre nuestra sociedad. Muchos artistas actualmente intentan incitarnos a reflexionar sobre todas estas arduas cuestiones. Con sus obras nos apuntan con el dedo hacia aquellas. Aunque hay que partir de una palmaria realidad: a la ciudadanía en general el arte actual se la trae al pairo. Con lo que buena parte de este arte político es rehén del reducido mundo del arte: museos, galerías, ferias, revistas especializadas? Así que cualquier propuesta lanzada por un artista comprometido, por muy radical que ésta sea, apenas tiene repercusión más allá de los muros del propio sistema del arte. A no ser que ese proyecto catalogado como arte político sea censurado, denunciado? produciéndose un escándalo que sea recogido y amplificado por los grandes medios de comunicación siempre ávidos de captar audiencias. Por otra parte, el arte político no suele ser amable, con lo que, exceptuando el pergeñado por ciertos artistas consolidados, la posibilidad de poder vivir realizándolo se vuelve espinosa tarea: si es difícil vivir del mercadeo de un arte decorativo, podemos imaginarnos lo que supone intentar sobrevivir realizando obras que nos recuerdan continuamente lo feo que es nuestro mundo. Pero habitualmente los artistas políticos viven de otras cosas.

Ayer se inauguraba en Zas una muestra -un escaparate- del histórico colectivo Democracia. Colectivo abierto capitaneado por los madrileños Iván López y Pablo España. “Para nosotros democracia es una palabra que ha dejado de tener un significante profundo; en realidad, es un significante vacío que se puede llenar con cualquier cosa, cualquier cosa se puede justificar en el nombre de la democracia hoy en día. Nos tendríamos que preguntar hasta qué punto lo que se nos vende como democracia es una democracia real. En ese sentido vimos que podíamos usar democracia casi como un slogan por la pérdida de sentido de la palabra”, declara Pablo España. Y prosigue: “el trabajo de Democracia se centra siempre en cuestiones de carácter político-social, buscando plantear unas determinadas cuestiones de manera crítica, hacer algunas preguntas”.

Este colectivo gusta de realizar obras, intervenciones en espacios públicos, a pie de calle, procurando así llegar al gran público. También se toma en serio el mundo editorial, dirigiendo la revista Nolens Volens - editada por el Área de Arte y Diseño de la Facultad de Artes y Comunicación de la Universidad Europea de Madrid-. Asimismo realizan trabajos vídeo-gráficos, son muy activos en la nube con el blog de arte y política Contraindicaciones. Tocan muchos palos para llegar a muchos sitios. Y lo consiguen.