Vitoria - Con Lagartija Nick está de nuevo en la carretera presentado el último proyecto de los granadinos, un Crimen, sabotaje y creación que este sábado llega hasta Helldorado. Aprovechando la cita, el batería Eric Jiménez trae a Gasteiz Cuatro millones de golpes (Plaza & Janés), un libro en el que el músico hace un repaso a su trayectoria musical desde la década de los años 80 del siglo pasado hasta la actualidad. La presentación será en Elkar a las 19.00 horas.

Dicen por ahí que los baterías y los técnicos son los que de verdad cortan el bacalao en esto de la música...

-No te creas, en esta historia nadie tiene ni puta idea (risas). Esto es un circo que llena el escenario de payasos, siendo yo uno más. Quienes más saben de esta historia son los críticos musicales. Junto con los técnicos, son gente que ha querido ser artista y por diferentes cuestiones no ha podido, así que se empapan muchísimo más de las cosas que los músicos.

Si sigue en activo, ¿por qué ha sentido la necesidad de escribir esta autobiografía?

-Primero, porque me lo propusieron. Segundo, porque cuando hace cinco años tuve a mi hija, vi todas las cosas bajo una perspectiva nueva. Noté un crack dentro del alma, una forma diferente de mirar las cosas. Así que necesitaba hacer una recapitulación de lo que ha sido mi vida. Y en tercer lugar, porque si hago una autobiografía ahora, todavía tengo tiempo de escribir cinco o seis más.

¿Es un libro para saldar cuentas con otros, con la propia música?

-No me gustan las biografías rencorosas. Por supuesto, hay mucha gente que merece que le meta los dedos, pero no buscaba eso. Lo que quería hacer era una biografía honesta en la cual me desnudara y contara un poco qué ha pasado en mi vida personal y profesional. Este mundo está lleno de gente que se hace un personaje, y yo me quería desnudar para que los lectores vieran que aquí no hay un personaje, sino una historia que tiene partes muy oscuras, en la que nunca falta el sentido del humor y en la que pasan muchas cosas desde un punto de vista musical.

Con esa experiencia acumulada, si alguien que está empezando le pide consejo...

-Le diría que, en cualquier manifestación artística, más que el talento, lo importante es la actitud. Y también le diría que cuando vaya a investigar sobre cualquier expresión artística no mire lo que tiene delante, sino que busque muchas cosas que están por detrás, que probablemente serán mucho más interesantes que aquello que tiene en primera fila, que es lo que nos meten para que no pensemos.

¿Es un libro sólo sobre Los Planetas y Lagartija Nick?

-He hablado de mi vida y, lógicamente, Lagartija, KGB, Los Planetas... han estado en ella. He dado pinceladas cronológicas de lo que pasaba en cada momento con los grupos, pero este libro no es una biografía sobre ninguna de las dos bandas.

Lo decía porque son dos grupos muy icónicos para la escena estatal y no sé si, desde dentro, se percibe esa aura.

-Como consumidor de música, percibo a un grupo y me puedo hacer una idea, pero de ahí a que esa imagen sea cierta o no... Por ejemplo, si hablamos de Lagartija, mayoritariamente la gente puede tener un concepto del grupo vinculado a cuando se hizo el Omega, a pesar de que la banda ha hecho muchas otras cosas. Pasa lo mismo con Los Planetas y Un buen día, que es una faz muy diferente a lo que es el grupo, cuya esencia está más, seguramente, en Copa de Europa. El universo de cada banda es mucho más amplio y complicado del que muchas veces percibe la gente.

Después de cuatro décadas en esto, ¿la música es un oficio o una pasión? ¿qué le sigue ofreciendo?

-La música es mi zona de confort. Como cuento en el libro, he sido desde pequeño una persona muy insegura. Cuando tienes inseguridades pero te subes a un escenario y recibes tantos aplausos, te entra una sensación de seguridad que es muy importante. Cuando hablas de oficio o de pasión, la verdad es que éste es un oficio romántico en el cuál siempre estás en la cuerda floja. Un día puedes estar en un hotel de cuatro estrellas y otro en una casa de acogida. Es un oficio para románticos porque tu futuro puede peligrar siempre, máxime teniendo en cuenta cómo están en este país las condiciones para los artistas gracias al gobierno. Éste es un oficio muy peligroso. Sólo pueden caminar los románticos. Bueno, y la gente que toma la música como un oficio sin pasión, es decir, que se dedica a hacer canciones sólo pensando en el público, en si le va a gustar a la masa.

En este oficio, el sábado, tras la presentación del libro, toca de nuevo subir al escenario de Helldorado con lo nuevo de Lagartija. ¿Qué se va a encontrar el público?

-Se va a encontrar con la primera formación de Lagartija, que creo que ha sido la más compacta a nivel de directo y del trabajo de estudio. Se va a encontrar la presentación del nuevo disco, que tiene un sonido parecido al de los tres primeros álbumes, dándole una vuelta de tuerca con un mensaje social bastante grande. Haremos también un repaso por nuestra discografía, dándole una nueva pincelada gracias a la presencia, a los teclados, de JJ Machuca (Lori Meyers). Al sonido le da un toque diferente.