dos meses después de que aparecieran las primeras acusaciones de abuso sexual contra Harvey Weinstein, uno de los productores más poderosos de Hollywood durante décadas, lo que parecía un caso aislado se ha convertido en una riada de denuncias cuyo principal símbolo es el movimiento #MeToo. Un movimiento, no obstante, que surgió ya hace años para dar voz a las víctimas, impulsado por la activista Tarana Burke, pero que ahora cobra fuerza.
Rose McGowan y Ashley Judd fueron las primeras víctimas de Weinstein que se conocieron, pero pronto se unieron Angelina Jolie, Gwyneth Paltrow, Asia Argento, Mira Sorvino, Rosanna Arquette, Cara Delevingne, Léa Seydoux o Kate Beckinsale. La última, Salma Hayek, que aseguró que Weinstein la amenazó de muerte.
Y muchas estrellas han criticado la actitud depredadora de Weinstein, como Emma Thompson, Emma Watson, Colin Firth, Meryl Streep, Kate Winslet, Jennifer Lawrence, Jessica Chastain, Cate Blanchett, Clooney, Christian Slater, Penélope Cruz o Jane Fonda. A lo que se unió el movimiento #MeToo, que ha motivado cientos de testimonios contra miembros de la comunidad cuyo futuro pende de un hilo.
Los integrantes de ese movimiento, en su mayoría mujeres, fueron elegidos como Persona del Año por la revista Time. La publicación consideró que quienes han roto el silencio sobre este tema tabú han dominado la atención este año y conseguido que la sociedad deje de ver como “aceptable” lo “inaceptable”.
El caso Weinstein desató una ola de denuncias contra otras figuras del cine, en muchas ocasiones por casos que se registraron hace años y se mantuvieron en silencio. El más sonado en el mundo del cine tras el de Weinstein fue el de Kevin Spacey. Le siguieron John Lasseter, Brett Ratner, Louis CK, Dustin Hoffman, James Toback, Jeffrey Tambor, Geoffrey Rush, Steven Seagal, Danny Masterson, Tom Sizemore, Jeremy Piven, Matthew Weiner o Ed Westwick. Y las consecuencias no se hicieron esperar.
Spacey, que reconoció su homosexualidad a la vez que se disculpó por haber presuntamente acosado al actor Anthony Rapp cuando este tenía 14 años, fue despedido de la serie House of cards y eliminado del montaje final de All the money in the world (Todo el dinero del mundo).
Lasseter, jefe creativo de Pixar y Walt Disney Animation Studios, anunció que se tomaba una excedencia de seis meses tras reconocer comportamientos fuera de lugar y que se propasó con su personal. Warner Bros rompió relaciones con Ratner después de conocerse las acusaciones de agresión sexual en su contra y Danny Masterson fue despedido por Netflix de la serie The ranch tras ser acusado de violación por tres mujeres.
Todos los acusados, en mayor o menor grado, han visto afectadas sus carreras, al igual que las víctimas, como reconoció el cineasta Peter Jackson, que recientemente recordó que cuando preparaba su proyecto de El señor de los anillos con Weinstein como productor, le presionaron para que no contratara a Mira Sorvino y Ashley Judd. Y mientras el goteo de casos sigue aumentando -ya son ocho las mujeres que han acusado a Dustin Hoffman de abusos-, la tensión no deja de crecer en Hollywood. Porque muchos estaban al corriente de lo que pasaba -Tarantino aseguró que conocía los abusos de Weinstein- y porque poco a poco se ha ido sabiendo que el productor y su hermano Bob, dueños de Miramax, habían pagado a actrices por su silencio. - Efe