DONOSTIA. Lertxundi (Orio, 1948), uno de los escritores en euskera más prolíficos y reconocidos, ha descrito así el hilo argumental que centra su última obra, durante la presentación celebrada hoy en Donostia.
Publicada por Erein, "Horma", comienza con una escena en la que una anciana pasea por una habitación y mira por la ventana, haciendo una y otra vez el mismo pequeño trayecto sin sentido, "como una autómata", ha puntualizado el autor.
Mientras, su hijo intenta trabajar en la misma estancia. "Es un profesional muy eficiente en la traducción literaria", cuenta Lertxundi, pero "paradójicamente" su habilidad para "pasar de una lengua a otra, de un código a otro", no la posee en "el trato y la comunicación con los demás". "Es una persona insegura e insatisfecha" y tampoco tuvo nunca una relación estrecha con su madre.
Tras este arranque, el narrador, ensayista y guionista vasco se adentra en el cambio de registro de experimenta el personaje principal, cuando decide contar a su progenitora "todo lo que él piensa de la familia, sus traumas, lo que ha pensado durante toda la vida... aún a sabiendas de que no le va a entender".
Por un lado, "vive la tragedia de no poder comunicarse con su madre" pero, a la vez, "comienza a recuperarla". "Justo cuando ya no puede comunicarse con ella", puntualiza.
Todo lo gira en torno a "la traducción e interpretación", como forma de comunicación, así como "la desnudez y desprotección" en que quedan las personas por la falta de memoria, son "temas" que le "apasionan" como "recursos literarios", ha afirmado el autor que obtuvo en 2010 el Premio Nacional de Literatura en la modalidad de Ensayo por "Eskarmentuaren paperak".
A lo largo de casi 240 páginas, Lertxundi narra esta "relación sin memoria, ni lenguaje", basada en una comunicación que no es de ida y vuelta, y sin embargo, hace que "la relación empiece a funcionar".
Porque "en los momentos más trágicos -asegura el escritor-, se salvaguarda la condición humana" y aflora "la dignidad".
Con "Horma", el título elegido, Lertxundi alude al doble significado de la palabra en euskera, al "muro" de incomunicación que supone la demencia y al "hielo" por "la gélida situación" que se genera por el Alzheimer.
Una foto de escarcha, de Antton Olariaga, ilustra la portada.