el negocio del actual modelo televisual marcha viento en popa para las cadenas privadas que cotizan en bolsa y que ingresan suculentos millones, mientras que las públicas tienen que ajustar déficits para que Montoro no saque la tijera de podar. Por eso, los gestores de las teles necesitan triunfos de audiencia de vez en cuando para presentar balances positivos como ha ocurrido con la final de MasterChef celebritys y Zapeando, dos ejemplos de cómo funcionar en la tele y acariciar el triunfo con planteamientos muy diferentes.

La última edición de famosos en las cocinas de MCh ha resultado un acierto por el buen hacer de los cuatro concursantes, Patricia, José, Saúl y Silvia, que se han creído lo que hacían, que no han regateado gota de sudor para confeccionar en ocasiones platos muy complicados, y todo ello en un ambiente relajado y de camaradería sana y competitiva con el triunfo absoluto de Cravioto. Los temas gastronómicos siguen de moda y el personal gusta de estas batallas de cuchillo y tenedor en una realización televisiva rígida y encorsetada con jurado estricto, que podría dar más juego a tenor de los estilos diversos de los tres miembros del jurados, Pepe, Jordi y Samantha.

Mientras La 1 goza de las mieles del éxito, Atresmedia celebra mil programas, cuatro temporadas en antena, de Zapeando un producto de retales y humor para acompañar la sobremesa en una hora poco propicia para grandes audiencias. La cadena librera ha encontrado la fórmula de un programa sencillo, de coste reducido y con Fran Blanco, Miki Nadal, Morgade, Simon, Pedroche y otras figurantas que en torno a una mesa reutilizan emisiones televisivas del grupo en un ejercicio de entretenimiento y publicitación de programas, presentadores y productos de la casa. Todo ello hecho con más o menos gracia, dependiendo del actor/actriz de cada intervención en el vespertino programa en hora tentadora para la siesta.