bilbao - Los cambios en la formación de Franz Ferdinand, que siguen liderados por el enérgico Alex Kapranos, han revitalizado a los escoceses, como se advirtió en la última jornada de BIME Live con un repertorio que alternó sus éxitos incontestables con varias muestras de su futuro disco, Always ascending (Pias). Si los Ferdinand están en fase ascendente, no resulta así con el punk electrónico de The Prodigy, repetitivo y muy visto aunque volvió a arrasar. Antes, la sorpresa (muy agradable) vino de la mano del súper grupo BNQT.
Podrán gustar más o menos, pero Franz Ferdinand nunca decepcionan en directo aunque el fuelle y la vitalidad de sus discos se haya diluido algo en las últimas entregas. Con Kapranos a la cabeza, sabes que te vas a encontrar con una mezcla de elegancia, nervio, entrega absoluta y una voz en magnífico estado de revista, como volvió a confirmarse en la última jornada del festival. No en vano, en el transcurso del BIME recibieron el premio Fest al mejor directo internacional de este año en el ámbito de los festivales estatales.
“Una mezcla de futurismo y naturalidad”, dice Kapranos que son sus canciones nuevas. Veremos, ya que Paper cages bajó algo la emoción. Sí resultó natural, a pesar de resultar conocido y vivido, que el concierto se convirtiera en una fiesta (arriba y debajo del escenario) cuando Kapranos se puso el traje de faena para rescatar sus éxitos con una voz sobresaliente, como su entrega (no paró) y con la guitarra rítmica como escudo.
Dino Bardot se encargó de que las guitarras sonaran nerviosas sobre los ritmos bailables de muchos de sus clásicos, que ya rondan la docena. De Do you want to y No you girls, pasando por su último gran hit, ese Love illumination de teclado molón, Walk away, The dark of the Matinée o Take me out, con ya todos sudorosos, para desembocar en un final de infarto con Ulysses y This fire, todos en llamas y, como cantó Kapranos, fuera de control.
Tras la tierra quemada que dejaron los escoceses, llegaron The Prodigy. Si estuviéramos hablando de fútbol, los británicos, que suman guitarra, bajo y batería convencionales a su propuesta electrónica de trazo grueso, se acercan más a Cristiano Ronaldo. ¿Para qué hacer un caño o un buen regate si puedes marcar con un pelotazo desde fuera del área?
Con Liam Howlett en medio del escenario, parapetado entre sintetizadores, y dando cuerda a sus dos ¿cantantes?, abrieron con Breathe y Nasty, provocando un movimiento sísmico de magnitud elevada entre la audiencia con su electro-punk de estadio. Las arengas de Keith Flint y Maxim (las de este, a un mínimo de “fuck” por frase), a veces enfrentados como púgiles en un ring, recorrieron un repertorio que necesita sangre nueva porque vive de las rentas de clásicos polémicos como Firestarter y Smack my bitch up desde hace casi dos décadas.
bella sorpresa La sorpresa agradable de la velada llegó con BNQT (se lee Banquet), súper grupo que ha forjado Eric Pulido, de la banda estadounidense Midlake, con los líderes de Travis, Franz Ferdinand (Kapranos se reservó para su grupo), Band of Horses y Grandaddy. Al modo de unos Traveling Wilburys “de pacotilla”, en palabras de Pulido, demostraron que el poco de cada uno (se fueron turnando en protagonismo al micrófono y canciones) puede ser más.