Los Ángeles - Alabada como una formidable actriz especialmente de comedias románticas y como una de las estrellas del cine más populares de las últimas décadas, Julia Roberts, la sonrisa de Hollywood, cumplió ayer 50 años. En los últimos tiempos, la ganadora del Oscar por Erin Brockovich (2000) mide con mimo sus apariciones en la pantalla, por lo que cada nuevo papel de Roberts se recibe con la misma expectación como cuando en los años noventa se convirtió en una de las actrices más cotizadas del cine mundial.
Pero no habrá que esperar mucho para su próxima película. El próximo 17 de noviembre estrenará en Estados UnidosWonder, un drama de superación en el que interpreta a la madre de un niño que, tras pasar por numerosas operaciones de cirugía en el rostro, afronta sus primeros días en una nueva escuela. Roberts prepara también dos series televisivas: Today Will Be Different para HBO y Homecoming para Amazon.
Aunque sus trabajos interpretativos sean escasos, Roberts continúa siendo una de las reinas del cine mundial, tal y como demostró en 2016 en el Festival de Cannes, donde fue una de las sensaciones del certamen al presentar el filme Money Monster.
Esa manera natural de llenar la pantalla y de brillar en escena sin tener que recurrir a grandes artificios dramáticos convirtió a Roberts en un valor seguro para las comedias románticas en los años noventa con Pretty Woman (1990), La boda de mi mejor amigo (1997) y Notting Hill ( 1999), entre otras. No obstante, la actriz, que se llevó en 2010 el premio Donostia en el Zinemaldia como homenaje a su brillante trayectoria, también probó su versatilidad en otros géneros cinematográficos. - Efe