bilbao -Ayer fue un día de celebraciones en el Guggenheim. El Museo festejó dos décadas de éxito incuestionable, en las que ha aportado a Bilbao, Bizkaia y Euskadi arte, diseño, modernidad, turismo y crecimiento. Y para celebrarlo, se dieron cita más de 500 personas, empresas y entidades que con sus aportaciones hacen posible el desarrollo de la actividad del Museo. Tampoco faltaron a la cita los responsables de la constelación Guggenheim, llegados de Nueva York y Venecia, para apoyar a su socio bilbaino.
El Museo ha recibido en estos 20 años 20 millones de visitas, de las que siete de cada diez han sido extranjeras, con el gran impacto económico que esto supone. Concretamente, ingresa en torno a 45-50 millones de euros al año a las arcas forales, y supone un incremento de 500 millones de euros en el PIB del territorio. El Guggenheim renovó en 2014 su colaboración con la Fundación Solomon Guggenheim de Nueva York, en un acuerdo que expande la relación hasta 2034, un síntoma de la buena salud de la que goza la pinacoteca. El motor de cambio ideado hace ahora veinte años se ha demostrado efectivo y su impacto ha superado todas las expectativas.
Por eso, nadie quiso perderse la celebración. Veinte años después de su apertura, incluso las voces que clamaron al cielo pensando que se estaba tirando el dinero a manos llenas, reconocen al gigante de titanio como referente mundial para el mundo museístico y de desarrollo económico.
El espectacular atrio del edificio diseñado por Frank Gehry acogió a los numerosos representantes del mundo cultural, político y social, que quisieron brindar por el Guggenheim. Fue una velada de felicitaciones, pero también de reconocimiento hacia aquellas personas que con una visión de futuro y con valentía hicieron posible este proyecto, que a través del arte lo cambió todo. Actuó de anfitrión Juan Ignacio Vidarte, que ha capitaneado el Museo como director general desde su inauguración.
En la velada hubo tiempo para la música. El Orfeón donostiarra interpretó varios temas entre las esculturas que conforman La materia del tiempo, de Richard Serra. Tras debutar recientemente en el Royal Albert Hall de Londres, la formación mussical entonó un programa compuesto por Euskalerria, de Pablo Sorozabal, Txoria, de Mikel Laboa, Carmen de Bizet, Messa di Gloria, de Giacomo Puccini y Hallelujah, de Leonard Cohen, entre otras piezas.
“Eskerrik asko Guggenheim eta zorionak!”. Las palabras del lehendakari y presidente del Patronato del Museo, Iñigo Urkullu, reflejadas en un artículo de opinión que publicamos hoy en este periódico, era el sentir general. “La transformación y el nuevo tiempo que vive Euskadi serían más difíciles de explicar sin el influjo del Museo Guggenheim”, señaló Urkullu.
“ventana abierta” Para el consejero de Cultura y Política Lingüística, Bingen Zupiria, ayer también fue un día de celebraciones “por todo lo que este Museo ha aportado a Euskadi y la influencia que ha tenido en la nueva imagen que la sociedad vasca proyecta al mundo”. “El Museo no solo ha servido para transformar el área metropolitana de Bilbao, su influencia en diversos ámbitos de la sociedad vasca ha sido impresionante. Turistas de medio mundo llegan a nuestro país atraídos por este espectacular reclamo cultural y, a partir de ahí, conocen una cultura y un idioma singular, se acercan a visitar otros pueblos y ciudades, disfrutan de nuestra gastronomía... El Guggenheim es para muchos la puerta de entrada para descubrir nuestro país y nuestra identidad”, señalaba el consejero.
Zupiria insistió en un punto “que habitualmente se prescinde de él. Y es que el Guggenheim es un proyecto nacional vasco. Lo hemos hecho nosotros, sin ayuda de nadie. Y es de todos los vascos, no solo de los que viven en Bilbao o Bizkaia. El esfuerzo para su construcción lo hicimos entre todos, y sus beneficios, sean económicos, culturales o en términos de imagen, han sido para todos los vascos, desde Donostia hasta la Rioja Alavesa”.
El diputado general, Unai Rementeria, expresó el orgullo que siente Bizkaia del Guggenheim. “Bizkaia está muy agradecida a las personas que hace 20 años pensaron que el Museo podía conseguir que el mundo nos viera con otros ojos. Acertaron”. “El Guggenheim ha cambiado Bizkaia y Bilbao. El arte lo cambio todo, es verdad, pero digo más: el arte tiene que seguir cambiándolo todo. El Guggenheim y Bizkaia tienen que seguir caminando juntos con la misma valentía y visión que hace 20 años. Ojalá acertemos”, señaló Rementeria.
El alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, no faltó tampoco a la cita. “Veinte años es muy poco en la historia de una ciudad, pero durante estas dos décadas, Bilbao ha demostrado su capacidad para reinventarse como ciudad, a través de un nuevo modelo de desarrollo urbano que nos ha colocado en posiciones de referencia y vanguardia internacional”, reflexionaba Aburto. “Es verdad que Bilbao había iniciado su proceso de transformación antes de la llegada del Guggenheim, con la limpieza de la Ría y la Línea 1 del Metro ya en marcha. Teníamos incluso el Zubizuri, pero Abandoibarra seguía siendo un inmenso solar de 35 hectáreas de residuos industriales, a la espera del Master Plan que entonces redactaba el equipo liderado por César Pelli. Luego llegaron el Palacio Euskalduna, los paseos de La Naja y Uribitarte, el tranvía, Isozaki Atea, Azkuna Zentroa, Torre Iberdrola... todos los elementos que caracterizan a este nuevo Bilbao, que dio el salto al mundo, precisamente, de la mano del gigante de titanio de Frank Gehry”, explicó Aburto.
Aburto es consciente que el Guggenheim “supuso un esfuerzo económico enorme para la época: 132 millones de euros, sufragados por las administraciones vascas. A pesar de todas las opiniones contrarias al proyecto, el tiempo ha demostrado que el Guggenheim no era una apuesta sino una sólida inversión de futuro, que ha generado un impacto económico de en torno a 5.000 millones de euros”. Por todo ello, “porque Bilbao ya no se entiende sin el Guggenheim”, el primer edil brindó por el Museo en este 20 aniversario.
artistas en el museo La comunidad artística vasca estuvo también ampliamente representada en la cena. Algunos de los creadores más significativos, como Jesús Mari Lazkano o Pello Irazu, cuentan con obra en la colección propia del Guggenheim Bilbao. Al igual que la artista estadounidense Jenny Holzer, cuya Instalación para Bilbao, está expuesta en el Guggenheim desde su inauguración, y que acaba de donar otras tres obras al museo.
El artista italiano Fabrizio Plessi, considerado como una de las figuras más importantes del arte povera y del videoarte, tampoco quiso perderse la gala. Todos brindaron por los 20 años de éxito del museo y por su futuro. Zorionak, Congratulations Bilbao.