Javier San Martín -historiador, crítico de arte y profesor de Teoría e Historia del Arte del siglo XX en la Facultad de Bellas Artes de la UPV- nos ofrecía ayer un sugerente recorrido por obras relevantes de la historia del arte hilvanadas por el crítico con el hilo de un común denominador: la noche como protagonista. La charla de San Martín se iniciaba a las 19.34 horas en Zas Espazioa, justo en el momento preciso en el que el sol se oculta en Vitoria-Gasteiz. Desde ciertos trabajos de El Bosco (1450-1516) hasta los realizados por artistas de la actualidad, el crítico fue creando relaciones, conexiones, entre todos ellos.
En realidad, como apuntaba San Martín, el tema propuesto, la noche, es inagotable. Pues el hombre se ha interesado por la oscuridad desde que es hombre: pariendo en tiempos mesopotámicos la astronomía como secuela de escrutar obsesivamente el oscuro manto del cielo, en la cultura egipcia con su inquietud por los mundos subterráneos conectados con la eternidad, en la propia Edad Media con especial intensidad pues fue tildada como la época de los años oscuros o la edad de la oscuridad. Toda la historia de la humanidad, en definitiva, es atravesada por la noche. Pero también por el día. El hombre es luz y oscuridad. Aunque la noche encierre más misterios que el día.
La noche es también escenario para el arte. Cuando, por ejemplo, los días se empequeñecen y el otoño nos presagia el invierno, llega la Noche en Blanco de París. Una buena ocasión para descubrir la ciudad al abrigo de la oscuridad bañados por la luz de la luna y las farolas. Y así los artistas se apropian de todos los rincones de la ciudad el primer sábado de octubre. Poniendo en marcha recorridos, instalaciones, exposiciones, conciertos? tocando todas las facetas del arte contemporáneo para ofrecer nuevas narrativas sobre París. Muchas instituciones culturales y espacios públicos o privados, museos? se adhieren a este festival artístico abriendo de vigilia sus puertas sin cobrar entrada. Este modelo parisino, que lleva funcionando ya quince años, ha sido imitado por muchas ciudades europeas: Bruselas, Madrid, Roma, incluso Vitoria (Luna Krea) tuvieron su “noche en blanco”. Por cierto: después de cinco años de ausencia, Madrid vuelve a recuperarla este año. Pero no hay que olvidar que después de la noche viene el día. Y que un borbotón de actividades nocturnas una vez al año de poco sirve para regenerar el maltrecho tejido cultural. Sirve para tener resaca al día siguiente. Asumiendo eso, podemos sumergirnos en la noche cultural y disfrutar de ella.
En las noches madrileñas, nació y se desarrolló también la tan sobrevalorada movida madrileña. La noche en Madrid siempre fue muy efervescente no sólo por las salidas nocturnas de jóvenes -y no tan jóvenes- ávidos de nuevas sensaciones, sino también -y eso es lo interesante- por una atracción inusitada hacia las llamadas culturas alternativas: música, cómic?
En definitiva: la noche no es sólo para dormir.