Vitoria - Tras años viviendo, formándose y trabajando en Londres (sin olvidar sus pasos por el Lincon Center de Nueva York, l’Ecole Internationale de Théâtre de Jacques Lecoq en París...), Sandra Maturana ha trasladado su base de operaciones a Madrid. Por lo menos, de momento.

¿Por qué dejar Londres?

-El año pasado decidí volver. Llevaba diez años en Londres y quería regresar. Allí me pasaron muchas cosas. De las últimas, fue que trabajé mucho en universidades impartiendo arte dramático y también, que eso es muy curioso, en centros de Secundaria porque allí las artes, aunque aquí nos resulte extraño, son una asignatura obligatoria. Tienen arte dramático, danza y música.

¿Eso es un milagro?

-Eso es fantástico. El último colegio en el que trabajé era un centro privado de los top. Los padres eran todos altos directivos de empresas que nada tenían que ver con las artes. A varios les pregunté las razones por las que les interesaba que sus hijos recibiesen formación artística. La respuesta siempre era que las habilidades que los chicos ganan haciendo arte dramático van más allá de si se quieren dedicar a ser actor o actriz: el trabajo en equipo, el ser originales pensando, el poder manejar grupos y poder organizar todo lo que supone un montaje, tener la capacidad de comunicarte con personas diferentes, el poder hablar en público, ser consciente de tu cuerpo... Cuando quise volver, tuve una oferta de un colegio de Madrid, que quería poner en marcha un departamento de arte dramático. Era un reto y por eso me fui de Londres.

¿Y en ello sigue?

-Acabo de terminar y me estoy planteando qué hacer. Eso está ahí y quiero ver para dónde voy.

¿Echa de menos Londres?

-Hombre, echo de menos que he trabajado con compañías como la Royal Shakespeare Company, el Teatro Nacional, la Royal Opera House... y a nivel cultural, allí estás todo el rato recibiendo y viviendo la cultura. Como hay gente de tantos países aprendes de manera constante, porque toda esa diversidad también se refleja en el teatro. Echo de menos ese amor por la cultura, que está mucho más presente en todo, en la educación, en la calle, en...

Pero algo se gana por volver, ¿no?

-Primero, el estilo de vida, que es lo que echamos todos de menos cuando nos vamos fuera. Pero también, ver cómo están las cosas y pensar cómo puedo contribuir al mundo cultural aquí, qué es lo que puedo traer y aportar de lo que he vivido por allí.

Se puede aportar mucho donde hay tan poco...

-Sí, hay poco, pero creo que lo primero que hay que cambiar es la mentalidad. Con una actitud abierta y positiva, las cosas pueden ir cambiando.

¿Qué tal los días en Vitoria?

-Un gustazo.

Si se encontrase con aquella Sandra que empezaba en el TAE, le diría...

-Que confíe en ella. Si hay algo dentro de ti, de tu corazón, escúchalo y confía en lo que tienes dentro.