Hoy toda la música que llega a sus oídos pasa por el MP3 e Internet. También por eso, cuando DNA le invita a participar en su anual selección de discos con motivo del Festival de Jazz de Vitoria, acepta rápido pero pregunta si entre esa lista puede aparecer un álbum que en realidad no lo es, sino que responde a un nuevo modelo de conciertos acústicos para su difusión en YouTube, los llamados Tiny Desk Concerts. Eso sí, antes de nada, Raúl Romo avisa con una sonrisa: “creo que después de tantos años tocando y escuchando me estoy volviendo un poco tiquismiquis”.

Saxofonista, compositor, fundador y director de no pocas big bands, grupos y otros proyectos musicales, el intérprete gasteiztarra sabe también lo que es tocar durante el certamen de su ciudad natal. Lo ha hecho tanto en los escenarios principales -por ejemplo con The Hot Wok en Mendizorroza- como en las tablas paralelas. Sin ir más lejos, los últimos años en la terraza del Dublín compartiendo camino con Hasier Oleaga. En este 2017, eso sí, la agenda está más tranquila en este sentido, paréntesis que este periódico aprovecha para pedirle esa selección de discos que, por unas razones u otras, quiere destacar. Como siempre, sólo hay una barrera temporal: cinco de esas referencias tienen que ser del siglo XX, las otras de este XXI.

No puede resistirse a repetir algunos nombres y deja claro desde el principio que en todos los casos valora más la propuesta de conjunto que el hecho de que haya unos solos u otros. Le sucede con Natty Dread del guitarrista Charlie Hunter. “Siempre se sabe acompañar de buenos grupos. En este caso, presenta una serie de versiones de Bob Marley para la que cuenta además con dos saxos tenores. La verdad es que es un álbum que puedes escuchar mil veces y siempre sacas algo nuevo”. Su siguiente elección es More soul, del saxofonista Hank Crawford, “un hombre muy influyente en otros músicos como David Sanborn”.

Como no podía ser de otra manera, entre saxofonistas anda el juego y aquí también aparece el nombre de Eddie Harris, con Plug me in. “Con el tiempo descubrí que él solía tocar con un varitone. Como yo he tocado con pedales de efectos, pensaba que él usaba lo mismo, pero resulta que no. Selmer, que es la marca de saxos más importante, sacó a finales de los 60 un saxo que tenía un agujero en el que se metía un micro y de ahí iba a una especie de multiefectos, que, sobre todo, lo que sacaba era una octava. Seguramente eso lo usaba también Lou Donaldson, que a veces le escuchas tocar y dices: pero si ahí tiene que haber dos saxos, y no es así”.

Cierran la selección antes del cambio de siglo dos referencias del pianista Gene Harris, The Gene Harris Trio Plus One y Funky Gene’s. “Es un músico que me encanta, un auténtico disparate. Además, le gusta mucho a mi mujer. De pequeño, a mi hermana le gustaba mucho Mecano y yo estaba obligado a escucharles. Ahora, afortunadamente, he cambiado”, ríe. Del primer título, además, destaca la presencia del saxofonista Stanley Turrentine, mientras que del segundo -donde no hay saxos- apunta que “en el piano parece que es difícil sonar diferente, pero él lo consigue”.

Al pasar de siglo, lo primero que aparece es esa referencia digital que no tiene formato físico. Se trata de Trombone Shorty: NPR Music Tiny Desk Concert, del músico de Nueva Orleáns. “Son unos conciertos en un formato muy diferente que cuentan con gente muy prestigiosa pero quizá no muy conocida. Es todo acústico. Lo que más me gusta de este formato es la verdad que hay en esto. Los que estamos metidos en la música de lleno sabemos que hay mucha mentira, aunque sea piadosa. Aquí no hay trampa ni cartón. Quizá el jazz y la música clásica sean de los pocos refugios donde se puede encontrar ese momento”.

Aunque la barrera temporal queda atrás, Hunter vuelve a aparecer y por duplicado. Primero dentro del grupo Garage a Trois y el álbum Emphasizer. Segundo con el título I neglected to inform you you will not be getting paid. Para terminar, dos elecciones con nombres nuevos. Por un lado, Stanton Moore con Flyin’ the Koop. “Me lo recomendó en su momento Hasier [Oleaga] y en Sant Pau 44 sacamos en su día un tema de este disco para hacer en directo”. Por otro, John Scofield y Works for me. “De él me gusta todo lo que tiene, pero es que en este trabajo está también Kenny Garrett”.

Siempre, la música Aunque esta vez vaya a tener un poco más de respiro en cuanto a conciertos se refiere durante el Festival de Jazz, sólo hay una cita que tiene marcada en rojo como espectador. Se trata del concierto que ayer por la tarde ofreció su compañero y amigo Hasier Oleaga. “Pero en esta elección no tiene nada que ver lo personal. Me interesa mucho verle con el trío y sobre todo con la presencia de Jorge Rossy. Es que, no es por nada, pero hablas de él y parece que bueno, sí, que es ese músico que es de Barcelona y parece que tiene éxito. Pero es que Rossy ha tocado con los más grandes y aquí viene para estar con Hasier. Si ya el concierto lo hubiesen planteado a dos baterías...uff”.

Pero dejando a un lado la faz como público, la que toma protagonismo es la de intérprete. Y ahí, siempre inquieto, da igual que el escenario sea uno u otro. De hecho, la calle “es un espacio maravilloso; bueno como todo lugar donde hay música y público”. Lo malo, eso sí, es esa parte burocrática, institucional, con la que Romo se ha tropezado, por ejemplo, en la Virgen Blanca con las mencionadas actuaciones en el exterior del Dublín. “Entiendo que debe haber un control, pero a veces he vivido situaciones ridículas hasta el punto de estar descargando para un concierto y venir la Policía a decirme que si no me montaba de inmediato en el coche y salía de allí me iban a multar. Y decirle: “dejo este ampli que tengo entre las manos y me voy”, y que la contestación sea: “si dejas eso en el suelo, te multo”. Cualquiera que intenta hacer de manera más o menos regular conciertos en locales hosteleros en la capital alavesa, ya sea dentro o fuera, sabe que, por desgracia, esto no es sólo una anécdota. Pero por lo demás, “todo es maravilloso. La cercanía con el público es muy interesante. Además, la gente valora tanto tu trabajo como la labor que hacen los locales que programan”.

En este contexto, Romo tiene claro que su momento actual como intérprete pasa por aportar todo lo que pueda con sus sonidos. “El otro día leí unas declaraciones de alguien que decía que siempre que queremos mejorar algo, ponemos música. Y eso es lo que hago últimamente”, sonríe. Lo hace junto a un Dj y desprendiendo rayos láser. O junto a una de sus bandas. O enseñando música. O...

“¿Cómo se aprende a improvisar? Improvisando. Es así. Técnicamente, todos somos capaces. Si no puedes hablar, no puedes inventar palabras. Si no sabes tocar, no puedes improvisar. Siempre está el miedo de hacerlo mal, pero sólo puedes hacer mal algo que está preestablecido. Si te pido que digas cinco y me sueltas trunco, lo estás diciendo mal. Pero si te pido que digas lo que quieras y dices patronco, está bien. Por eso los niños tienen más facilidad para improvisar. No hay que tener miedo a dejarse llevar”, recomienda el gasteiztarra, quien además subraya la labor de la educación musical: “los jóvenes que son el alumnado de hoy de tantas escuelas de música van a ser los fieles oyentes de la música mañana y en eso tenemos que incidir”.

CHARLIE HUNTER Natty Dread

HANK CRAWFORD More soul

EDDIE HARRIS Plug me in

GENE HARRIS Gene Harris Trio plus one

GENE HARRIS Funky Gene’s

TROMBONE SHORTY Tiny Desk Concert

Garage a Trois Emphasizer

Charlie Hunter I neglected to....

Stanton Moore Flyin’ the Koop

John Scofield Works for me