Vitoria - Se reencuentran 65 años después de la muerte del padre y 37 del fallecimiento el hijo. Lo hacen a través de sus pinturas, de una exposición que desde ayer se puede visitar en la nueva ubicación de la sala Luis de Ajuria, es decir, en la plaza de los Fueros. Bajo el título de Los Arraiz, Clemente y Jesús dialogan en la que fue la ciudad natal de ambos, donde el progenitor sigue presenta también a través de una de sus calles. La cita es hasta el próximo día 29.
La exposición, que incluye 42 obras de ambos creadores, muestra la obra inédita de Jesús Arraiz Ibarra, a la vez que trata de homenajear a esta familia de relevancia en la creación artística de la ciudad, según explica la Fundación Vital, responsable del espacio.
Una decena de trabajos de Clemente Arraiz Inchaurraga -cinco bodegones y otros tantos sobre flores- se unen a una treintena de obras de pequeño formato llenas de color con factura casi impresionista sobre grupos de gente elaborados por su hijo. Además, la colección incluye diferentes pinturas sobre escenas y pueblos vascos o tauromaquia. Se trata de dos de las temáticas más habituales en la obra de quien decoró, entre otras viviendas y edificios emblemáticos, la entrada del Palacio de Ajuria Enea.
Arraiz Inchaurregui, independientemente de su estilizada y fina concepción del paisaje, pintado al aire libre, y de su maestría en el bodegón, se reveló con especialidad inigualable como pintor de flores. Nacido en la capital alavesa en 1879, mostró en su trabajo una enorme sensibilidad colorista, con pinceladas luminosas y vibrantes y refinado gusto en la composición, logrando una pintura rica, sugestiva e intemporal. Tras residir en Barcelona y París, de nuevo en Vitoria instaló en 1906 su primer taller de pintura, cuya rebotica se convirtió en lugar emblemático de reuniones y tertulias artísticas de futuros pintores vitorianos como Fernando de Amárica, Pablo Uranga, Mario Ortiz de Urbina o Tomás Alfaro, entre otros.
A diferencia de su padre, y al estilo de su maestro Díaz Olano, Arraiz Ibarra (1898-1980) se dedicó sobre todo a la figura y su pintura colorista se asemeja más a la técnica impresionista. En general, sus cuadros son de pequeño formato y transmiten alegría abordando gran variedad de temas.