bilbao- The long goodby tour se llama esta gira internacional que acerca al grupo británico, icono seminal del hard rock junto a Black Sabbath y Led Zeppelin, en el tránsito de los 60 a los 70. Los fundadores Ian Gillan (voz), Ian Paice (batería) y Roger Glover (bajo) siguen al frente del grupo, reforzados con Steve Morse, a la guitarra, y nuestro interlocutor, Don Airey, a los teclados.

¿Cómo va la gira?

-Vamos por la séptima semana, y está siendo una experiencia increíble. Me cuesta recordar conciertos con esta magia. Estamos tocando en las principales ciudades de Europa y lo estamos haciendo muy bien.

¿Recuerda algún concierto en especial de los realizados?

-Creo que no podremos olvidar ninguno, pero fue especial el de Sofía. Resultó una experiencia única debido a la comunicación que logramos con la audiencia. Y Roma, más recientemente, también estuvo muy bien. En el solo de teclado toqué Arrivederci Roma y todo el público empezó a cantarla.

¿Es difícil preparar el repertorio después de 50 años de carrera o la obligación de interpretar ‘Smoke on the water’, ‘Strange kind of woman’ o ‘Lazy’ lo hace más fácil?

-Es cierto, esos y otros clásicos los tocamos, pero resulta curioso que acaben sonando diferentes en cada concierto. Ese es una de los poderes principales que tiene la buena música. Aportan una cierta elasticidad que permite interpretarlas continuamente sin resultar dañadas. Y nosotros no nos cansamos de tocarlas. ¡Y la gente no nos permitiría no tocar Smoke on the water! (risas).

¿Y ‘Child in time’? Es otro de sus clásicos que ha desaparecido de los conciertos. Es una canción muy exigente para Ian Gillan ¿verdad?

-No solo es una de las grandes canciones de la historia del rock sino de la música del siglo XX. Tiene un gran efecto entre el público. Ian decidió que no lo cantaba más porque no podía interpretarla como lo hacía cuando era joven, con 22 años. Él tiene ahora 72 y es pedirle demasiado que esté a la altura de esos años. Por eso decidió que no podía hacer justicia a la canción en 2017.

La gira tiene como motivo presentar el último disco. ¿Cuántas canciones interpretan de él?

-Cuatro o cinco. Están siendo recibidas muy bien porque ya las conocen. Son canciones dinámicas y nos estamos divirtiendo mucho, nosotros y los fans. Además, nos gusta tocarlas porque todavía tenemos algo nuevo que decir. Solemos incluir Time for Bedlam, Johnny’s band, Birds of prey, The surprising...

¿Le gustaría tocar más canciones nuevas o resulta imposible? Se deben a los seguidores ¿no?

-Sería estupendo tocar más canciones recientes, está claro, pero es imposible. La gente quiere escuchar las míticas y nosotros no podemos salir al escenario y hacer lo que queramos. Hay que contar con la audiencia. Y eso que el disco nuevo está funcionando muy bien y ha llegado a ser nº 1 en media Europa. Al final, es una cuestión de equilibrio entre lo clásico y lo nuevo.

El último disco recuerda al estilo mítico de la banda, pero también ofrece novedades. Su sonido es bastante ecléctico ¿verdad?

-Sí, ecléctico es una palabra que lo define bien. Al escucharlo da la impresión de que sabemos lo que estamos haciendo y cuál es nuestro sonido. De hecho, no es la primera vez que grabamos un disco, llevamos en esto unos cuantos años (risas). Pero además de hard rock, también hay algo de reggae, un blues, una versión de Roadhouse Blues, de The Doors, voces filtradas en alguna canción... .

Las letras de este disco huyen de las canciones de amor y de otros temas habituales en los grupos de hard rock o heavies. Están muy ligadas a la vida en el siglo XXI.

-Lo que dices es totalmente cierto, tienen cierta rabia y hablan de políticos, paz, guerra, libertad... Las letras las escribieron Ian y Robert Glover. Y, como dice este último, cuentan historias, algunas reales y otras inventadas. Ambos son fantásticos letristas, aparte de increíbles músicos, y estas últimas letras son maravillosas. Yo no tengo nada que ver con ellas, solo sugiero unos pocos títulos (risas).

Usted es más joven que los miembros fundadores, que son ya septuagenarios. ¿De dónde sacan la energía para seguir componiendo y haciendo giras en 2017?

-Estuvieron juntos en un grupo llamado Episode Six hasta 1969 y desde entonces, formaron una sociedad, incluso antes de unirse a Purple. Es mucho tiempo, han estado juntos 50 años y aman hacer música y canciones. Se conocen de arriba abajo y saben lo que están haciendo.

Y la pasión sigue ahí.

-Claro, para crear canciones y tocar en directo. Es lo que hacemos, y creo que lo hacemos bien.

Usted ha tocado los teclados con estrellas de rock como Gary Moore, Judas Priest, Whitesnake, Ozzy Osbourne, Thin Lizzy, Rainbow o Saxon. ¿Cómo veía a los Purple desde fuera y cómo lo hace desde hace 15 años, como un miembro más?

-Es curioso lo que me ha pasado porque cuando era estudiante de piano en el Conservatorio de Mánchester vi a Deep Purple por vez primera. Salí del concierto pensando: “quiero hacer eso”. Lo curioso es que con el tiempo he acabado consiguiéndolo.

¿Es la sombra de John Lord, el teclista original del grupo, demasiado alargada? Algunos seguidores no pueden olvidar su legado aunque falleciera hace tiempo.

-Yo tampoco puedo olvidarme de él. Como persona era maravilloso y como músico... absolutamente fantástico. Creo que cuando dejó el grupo, en 2003, cansado de las giras, la banda perdió un poco. Pero todo vuelve otra vez a su ser con el tiempo.

¿Cuál piensa que es su mayor aportación personal al grupo?

-Tocar los teclados (risas). Funcionamos bien. ¡He estado en tantos grupos...! Sé qué hacer. Simplemente tengo que conseguir mantener el ruido y el sonido juntos y expandirlo un poco. Hago mi trabajo.

Al contrario que otras bandas importantes de rock, ustedes no dejan mucho espacio a lo circense. ¿Es la música lo importante?

-Claro, solo hacemos canciones. Quien realmente quiera pasarlo bien en directo, debe ir a ver a Deep Purple. Eso es lo que probablemente siga atrayendo a tanta gente joven porque es algo difícil de ver en estos tiempos. Todo el mundo engaña, nadie toca realmente.

¿Van jóvenes a los conciertos?

-Sí, y parecen interesados en nuestra música. Veo a mucho joven desde el escenario. Igual es porque me hago viejo (risas).

El último disco es un juego de palabras entre ‘in’ e ‘infinite’. Y la gira se denomina ‘The long goodby tour’. ¿Puede ser este el último disco de estudio y la gira de despedida?

-La gran pregunta... Solo tomo decisiones musicales, no sé nada sobre nuestro futuro. Ian ha dicho alguna vez que ninguno queremos parar, pero que todo tiene un final y que seguramente, llegará de manera caótica. Así ha sido siempre.